Seis personas muertas en La Coruña, en el incendio de un barco fuera de servicio que usaban como vivienda

Seis personas, cinco de ellas miembros de una misma familia, murieron, aparentemente asfixiadas por el humo, al incendiarse a las cuatro de la madrugada de ayer, por causas desconocidas, el interior de un barco fuera de servicio atracado en el puerto de La Coruña, que era utilizado por las víctimas como vivienda desde hacía varios meses.

En el incendio perecieron Luis López Martínez de 32 años, su esposa Elena Vega González, de 3 1, los hijos de ambos Luis, de 10 años, Berta de siete, y Diego de uno; y un sexto residente en el barco llamado Juan Painceiras Martínez, de 49 años.El incendio fué descubierto de manera casual por un agente de la Guardia Civil que había decidido visitar a un hermano, también miembro del cuerpo, de servicio en las instalaciones. El guardia escuchó gritos de auxilio procedentes del motopesquero Róbalo, que correspondían, según todas las apariencias, a uno de los dos hijos mayores del matrimonio, que fué visto aún con vida en el interior del barco por los guardias que descubrieron el incendio.

Uno de ellos intentó abrirse paso hacia los, camarotes, de los que apenas salía humo al exterior, utilizando una mascara antigas, pero todas las compuertas habían sido bloquedas desde el interior con cables de acero.

El hermético cierre de los accesos a la embarcación, presumiblemente realizado como medida de seguridad por sus propios ocupantes, resultó imposible de franquear incluso para los bomberos. Finalmente, un policía nacional tuvo que disparar al cerrojo de una puerta.

Los cadáveres de los cinco miembros de la familia, que vivía habitualmente en el Róbalo, fueron encontrados por los bomberos en el camarote principal. Juan Painceiras, el sexto ocupante del barco, había muerto en la sala de máquinas, donde al parecer dormía. El que en esa zona no se produjese fuego hace pensar a los bomberos en la hipótesis de una muerte por asfixia como consecuencia de la inhalación de emanaciones tóxicas. "De hecho", dice el cabo Germán Brañas, que dirigió la extinción del fuego, "el humo era muy denso y probablemente venenoso, porque la principal materia de combustión fué la pintura del barco. Apenas ardió madera".

Juan Lago, uno de los bomberos que llegó al lugar del incendió en los primeros momentos, asegura haber visto como un niño intentaba abandonar el barco por una de las extrechas escotillas laterales. "Tenía", dice Lago, "la cabeza completamente fuera, pero solo consiguió mantenerla así unos momentos. En cualquier caso hubiera sido imposible que saliese a través de un portillo tan pequeño como el el barco".

El niño habría sido, en opinión de Juan Lago, el único consciente de que se estaba produciendo un incendio, a juzgar por la posición en que fueron encontrados los cuerpos de las demás víctimas. "La señora", concluye Lago, "estaba en la cama y ni siquiera se había destapado".

Soldador en paro

Luis López Martínez, cabeza de familia y soldador en paro, había obtenido permiso para utilizar el pesquero Róbalo, como vivienda, en tanto su propietario no decidiese el desguace del buque. Juan Painceiras, ex-marinero y vagabundo sin domicilio conocido, podría haber sido invitado por la familia a celebrar la Nochebuena en el barco.