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Di Stéfano y Luis, dos amigos en lucha por el liderato

Alfredo Di Stéfano y Luis Aragones son amigos desde hace tiempo. Vivimos en el barrio% dicen. Mañana van a estar más cerca el uno del otro, justo los metros que separan los dos banquillos del Bernabéu. EL PAIS reunió a ambos para hablar fundamentalmente de fútbol en vísperas del derby. Hasta el final nadie será dichoso. Di Stéfano lo define con claridad. "A las siete y cuarto del domingo sabremos quién va a tomarse una copa de whisky y a quién le tocará el vasito e tila". Dos técnicos con personalidad, dos esquemas de juego bien diferentes y dos equipos en lucha por el liderato y el whisky del triunfo.Un año más el clásico futbolístico madrileño acapara interés, emociones e incertidumbre. La rivalidad entre dos aficiones desborda a veces incluso el ámbito puramente deportivo, pero no sucede así en la idiosincrasia de los dos responsables técnicos de Madrid y Atlético. Di Stéfano sentencia: "La tradición y la gran pugna se da entre los aficionados. Se juega más la pasión en la grada, en la calle, en las oficinas. Hay una psicosis grande que engloba este tipo de partidos. Es el clásico de la capital de España, un partido de una importancia terrible. Y en la cancha, normalmente, no suelen producirse nunca grandes diferencias". Luis asiente. "Para los hinchas, los simpatizantes, repercute muy negativamente la derrota ante el eterno rival".

Luis siente una sincera admiración por Di Stéfano. "Alfredo ha sido el mejor jugador del mundo. Sí, nos hemos enfrentado varias veces. Hemos jugado en contra, aunque a mí me hubiese gustado hacerlo al lado". "Es un amigo", ironiza Di Stéfano. "También puedo decir, y no para corresponderle, que al fallecido Santiago Bernabéu casi le dio un berrinche cuando se fue al Betis. Luis ha sido un jugador importante, con una visión del uego fenomenal".

Evidentemente son amigos. El domingo "seguiremos igual", dice Di Stéfano, "aunque cada uno buscará asegurarse aún más su cocido con una victoria. Pero los que dilucidan en el campo, en la cancha son los jugadores. Yo soy su entrenador, muy bien, pero cuando el referee toca el pito, ahí es como si mandaras a los críos a jugar al patio del colegio. Salen al campo con una táctica, unas instrucciones, pero a lo mejor luego todo sale al revés. Y en muchas ocasiones para beneficio del equipo. Así que si no hacen caso y ganan, pues hay que aplaudirles. El fútbol es un juego, no una ciencia exacta".

Luis comparte el criterio de su colega. "El entrenador es una porción más del equipo, es el que controla un tipo de esquema y marca unas directrices. Pero no se puede negar tampoco la improvisacin dentro del terreno de juego a los hombres que están ahí. Lo que ocurre es que si la improvisación sale bien, pues hay que aplaudir, y si no, intentar corregir y volver a una concepción de conjunto".

Mal carácter y seriedad

Hasta en el carácter se dice que coinciden Di Stéfano y Luis. Al madridista se le acusa de tenerlo agrio. Al rojiblanco de demasiado serio. Se defienden a dúo. Primero Di Stéfano. "¿Mal carácter yo, y, con quien? Si me atacan respondo, sobre todo ante preguntas que ya llevan la respuesta en sí mismas. Con mis amigos no regaño casi nunca. Y pregunten la opinión de los jugadores. Nunca hemos discutido".Turno para Luis. "Es normal que mi carácter sea serio, pero hay veces que me río, lo juro. Y me divierto también. Quizá es que la profesión es seria, no están las cosas como para estar riendo continuamente. La responsabilidad es importante. Y repercute mucho la derrota. Si pierdes y la gente te ve reír, en seguida piensan que de qué se reirá este tío". Di Stéfano vuelve a filosofar. "Los entrenadores sólo podemos reír desde que termina el partido, si has- ganado, hasta el día siguiente. Si no se gana no nos reímos en toda la semana". "Si pierdes no se ríe ni tu mujer concluye Luis.

No hay forma de que Alfredo y Luis no estén de acuerdo en algo. Intento picar a Di Stéfano con aquello de que su equipo es muy defensivo. "Ya estamos. Tengo efectivos cinco delanteros. Yo tengo que adaptarme a la plantilla y a las condiciones de los hombres con los que cuento. Creo que hemos logrado un bloque compacto, bien organizado, y con jugadores que pueden adaptarse a diferentes misiones dentro del campo y que saben subir desde atrás". Por supuesto que Luis le apoya. "Efectivamente el entrenador tiene que adaptarse al material de que dispone".

Llegamos a un contraste. Porque el Atlético de Luis juega con otro estilo, aparentemente más alegre y ofensivo. "Es que dispongo de otro tipo de jugadores. Los míos, en líneas generales, tienen una condición física de base inferior a los del Madrid. Por contra, hay que explotar la habilidad y rapidez de chicos como Rubio, Hugo o Pedraza. Pero todos en el fondo son jugadores de club, que no buscan el lucimiento personal, aunque posiblemente por sus condiciones dispongan de una mayor capacidad de improvisación". "Les vi jugar muy bien", interrumpe Di Stéfano, "contra el Celta. Con velocidad, remate y profundidad. Va a ser un adversario muy peligroso para nosotros". Y a Luis le preocupa "ese bloque compenetrado que ha formado Di Stéfano, al que es muy difícil batir. Aparte de que Alfredo sabe un chorro de esto".

Presión y aspiraciones

El Madrid va a encontrar lejos del Bernabéu una fuerte presión. Ya ocurrió en Zaragoza. Di Stéfano dice que sabe de dónde vienen los tiros, pero prefiere realizar un túnel. "Esto viene de siempre. Al Madrid todo el mundo le quiere ganar. Pero no suelo leer periódicos de Barcelona. Así que no estoy enterado de lo que se cuece por allá. Me dicen que hay una guerra fría montada por alguien para desprestigiarnos, pero está claro que a través de la historia los jugadores del Madrid no se empequeñecen ante nada. Al contrario, así, que si existe esa guerra, pues que siga. Mejor para nosotros. Sabemos crecernos". Del Atlético ha sorprendido su impresionante salida liguera. Tres victorias en otros tantos encuentros, con un equipo joven y remozado. "De momento", dice Luis, "no podemos quejarnos. Pero tampoco vamos a lanzar las campanas al vuelo. Vamos a intentar mantener nuestra línea y salir a ganar en todos los campos. Luego, a ver qué pasa. Pero de antemano no renunciamos a nada. A mí me gusta ganar siempre". Y a Di Stéfano. "Hasta en las cartas". ¿Y el domingo, quién vencerá? "Me gustaría tomarme la copita de whisky y dejar la tila a mi amigo Luis", dice Di Stéfan. "A las siete y cuarto lo sabremos", responde Luis.En lo que respecta a las alineaciones, parece confirmarse definitivamente que Santillana no podrá jugar, y tampoco Angel, ambos con molestias musculares. El holandés Metgod regresó con fiebre de Holanda y todo ello obliga a Di Stéfano a no facilitar lista de convocados hasta el entrenamiento de hoy. Pineda será el sustituto de Santlaria, y para el puesto de Angel, e incluso el de Metgod, caben arias combinaciones en las que entran San José, Fraile, Acosta y hasta Camacho en la media.

En el Atlético, Luis estaba pendiente de la resolución del caso Landáburu para conocer si podía contar con él, y tenía al alemán Votava con molestias. Para la cita del domingo llamó a Pereira; Marcelino, Arteche, Juanjo, Clemente; Julio Prieto, Votava, Quique; Pedraza, Hugo, Rubio, Manolo, Marina, Marian, Mínguez y Mejías.

Dos partidos de suspensión a Landáburu

El Comité de Competición de la Federación de Fútbol decidió suspender por dos encuentros al jugador del Atlético de Madrid Landáburu, "por agresión a un contrario", y con un partido al jugador del Cacereño Mulas por repeler la agresión. El cambio de criterio del Comité en veinticuatro horas obedeció a que el árbitro del encuentro, el gesticulante Andújar Oliver, se ratificó en que vio dicha agresión, e incluso amplió lo escrito en el acta, que estaba mal redactada. Landáburu no podrá jugar contra el Madrid, lo que contribuye a enrarecer el ambiente, y tampoco el próximo domingo frente al Barcelona.El Comité dio traslado al Colegio de Arbitros de la pésima redacción del acta. Andújar Oliver mantuvo que vio la agresión, aunque en diversas entrevistas llegó a manifestar que fue "con el rabillo del ojo". Tanto Landáburu como el cacereño Mulas han negado que se produjera dicha agresión, y sólo un forcejeo entre ambos, pero como en anteriores circunstancias ha prevalecido el criterio del acta arbitral, aunque éste pueda ser erróneo. El Comité no estimó oportuno llamar a los jugadores Landáburu y Mulas porque ello supondría crear un precedente. El caso Landáburu ha vuelto a poner de manifiesto la escasa preparación técnica, en general, de los árbitros espafloles, al margen de que sus condiciones físicas tampoco son las idóneas, como se ha comprobado en las últimas pruebas. José Plaza sigue dirigiendo el estamento arbitral.

Por otro lado, el Atlético lanzó ayer su campaña de captación de socios bajo el lema "uno más uno igual a uno más". Cada nuevo socio sólo deberá pagar la cuota mensual, de 750 pesetas, y 350 los niños. La idea de la directiva de Vicente Calderón es alcanzar los 50.000 socios. En la actualidad el número de asociados rojiblancos es de 32.000.

Por su parte, el técnico rojiblanco Luis recibió la noticia con disgusto y manifestó que se había cometido una injusticia. "Esperaba que le castigasen, pero como máximo con un partido". Luis también declaró que el jugador se encontraba muy afectado.

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