"Los vetos políticos indican la gravedad de la situación", dice el manifiesto
Un "proyecto reformista, para ilusionar a los españoles". Así se autodefine el manifiesto político de Centro Democrático y Social (CDS). El texto comienza recordando el papel de Suárez en la reforma y tras las primeras elecciones. Sin embargo, es en el segundo capítulo, "la democracia amenazada", donde el documento adquiere un lenguaje más radical y dramático: "Cuando circulan por la vida española vetos a determinadas personas o colectivos políticos, a su posible asunción de responsabilidades públicas, y esos vetos Llegan a adquirir una cierta notoriedad, solo cabe reconocer la gravedad de la situación y adoptar la decisión de enfrentarse con una realidad que impide el cómodo abstencionismo político"."A esta amenaza contra el sistema democrático español se añade el hecho, no menos grave, de la comparecencia pública y agresiva de algunos sectores sociales y económicos contra determinadas opciones políticas", agrega el manifiesto, que no olvida hacer mención a la "carrera de autodestrucción" que padece UCD desde 1981. Suárez justifica en el documento su actual paso porque, "en la joven democracia española, los sectores involucionistas aprovecharían el espectáculo de lucha por el control del partido para tener un nuevo argumento con el que justificar sus intentos de acabar con la soberanía popular", y el momento es "especialmente delicado" como para abandonar totalmente la vida política.
Diferencias con UCD
Ello justifica el proyecto político CDS, en cuyo programa básico, incluido en el manifiesto -a la espera de que un nuevo. Programa, más elaborado, salga del congreso constituyente del partido, a finales de septiembre-, se evidencian diferencias con el de UCD. Las críticas a los grupos "privilegiados", la denuncia de "las graves injusticias que hay que corregir en la sociedad española" y un ataque al sistema liberal -"nadie, en nombre de la libertad, puede defender la injusticia de los privilegios"-, afirmándose la "necesidad de aplicar correctivos al sistema de mercado", contribuyen a marcar distancias. Se aprecia, igualmente, ausencia de cualquier referencia a los valores del humanismo cristiano o condena expresa del aborto, en un programa que no hace referencia expresa a ideología alguna.El CDS se basa en el "personalismo comunitario", concepto un tanto deficientemente explicado en el manifiesto, que contempla como objetivos fundamentales la defensa de la soberanía nacional y la vertebración del Estado de las autonomías, y pone el acento, asimismo, en las políticas educativa y de investigación científica.
La necesidad de un centro político, de consolidar la democracia y la Monarquía "felizmente encarnada hoy en la persona del rey don Juan Carlos" y de no reformar la Constitución son otros tantos puntos básicos contemplados en el manifiesto, de veinte folios de extensión.
El manifiesto considera que "el gran salto adelante que dimos en la transición consistió en que el pueblo español pasó de objeto de la política a sujeto y protagonista de la misma, en que cambiamos nuestra condición de súbditos por la de ciudadanos".
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