Victoria del francés Didier Pironi sobre un Ferrari
El francés Didier Pironi, primer piloto del equipo italiano Ferrari tras la trágica desaparición del canadiense Villeneuve el pasado día 8 de mayo, ganó ayer en Zandvoort el Gran Premio de Holanda, según informan las agencias de Prensa. La victoria de Pironi -segunda en esta temporada y tercera desde que en 1978 comenzó a correr en Fórmula 1-, coloca al francés a un sólo punto del líder de la clasificación del mundial, John Watson. Los Renault de Alain Prost y René Arnoux, que dominaron claramente en los entrenamientos y en algunas de las fases de la carrera, se vieron obligados a retirarse -avería y accidente respectivamente-, con lo que el mundial se les pone muy cuesta arriba.
El circuito de Zandvoort, con un trazado muy rápido, es idóneo para los coche con motores con turbocompresor. La superior potencia de estos motores tiene el inconveniente, en los trazados más lentos, de su respuesta más lenta, del mayor peso por necesitar más litros de combustible por su mayor consumo, y del hecho de que sólo cuando se mantiene el motor a un régimen elevado de revoluciones de forma permanente, éste es capaz de dar toda su potencia.El promedio general de la carrera, después de la arrancada, de tener que adelantar coches y doblar rezagados y de aflojar durante las últimas vueltas cuando la situación ya parece decidida y no compensa el arriesgar inútilmente, fue de casi 190 kilómetros por hora. Promedio muy alto y que da idea de que, en un trazado tan rápido como el del circuito holandés, un coche con motor turboalimentado tiene ventaja frente a los de alimentación convencional.
En esas condiciones, la victoria de alguno de los Renault, de los Ferrari o de los Brabham con motor BMW -el segundo Brabham, el del italiano Riccardo Patrese, montó por primera vez en el Gran Premio de Holanda el motor BMW turboalimentado, en lugar del Ford Cosworth que había llevado hasta ahora-, era lo que cabía de esperar.
Accidente de Arnoux
Pero los Renault volvieron a fracasar. Alain Prost, que dominó la carrera en su primera parte, sufrió una avería mecánica cuando ya había sido superado por el futuro ganador, y tuvo que retirarse. Su compañero de equipo, René Arnoux, autor del mejor tiempo en los entrenamientos oficiales, se estrelló contra la valla de protección al final de una recta en la que los coches ruedan a más de trescientos kilómetros por hora. Al llegar al lugar de la frenada, la rueda delantera izquierda de su coche se desprendió, y Arnoux, sin control de su coche, se estrelló contra las protecciones. Por fortuna, pese a la aparatosidad del impacto, el piloto salió ileso. Arnoux explicó el acccidente: "después de ver salir la rueda por delante, de intentar frenar sin éxito y de intentar introducir una marcha para reducir, tuve el tiempo justo para pasar mucho miedo".Por su parte, el francés Didier Pironi, al volante del primer Ferrari Turbo, no desaprovechó la oportunidad. Ni tampoco el campeón del mundo, el brasileño Nelson Piquet, que terminó en segundo lugar con el Brabham-BMW Turbo aunque lejos del vencedor, tras superar, por menos de dos segundos de ventaja, al finlandés Keke Rosberg y su Williams, primer coche con motor convencional al término de la carrera.
Lejos del vencedor, a una vuelta, se clasificó el francés Patrick Tambay, su compañero de escudería en Ferrari. Tambay terminó en octavo lugar y no pudo puntuar. Pero, teniendo en cuenta sus meses de inactividad, que era la primera vez que corría con este coche y que el papel de sustituir a Villeneuve siempre supone una carga emocional, su resultado puede considerarse aceptable.
Por detrás de los tres primeros clasificados, Didier Pironi, Nelson Piquet y Keke Rosberg, aunque a punto de ser doblado por el vencedor, se clasificó el austriaco Niki Lauda. En esta ocasión, el reaparecido Lauda pudo superar a su compañero de equipo, el británico John Watson, teóricamente segundo piloto del equipo McLaren. Niki Lauda volvió a la Fórmula 1 después de dos años de retiro, forzado por las fuertes deudas contraídas por su compañía aérea durante el tiempo de su alejamiento del austriaco del Circo. Sus incuestionables condiciones técnicas y la rápida puesta a punto del que fuera dos veces campeón del mundo, así como la calidad del McLaren, le hicieron concebir esperanzas de volver a ocupar los primeros puestos de las clasificaciones.
La sorpresa saltó cuando John Watson se encaramó hasta el primer puesto del mundial. El británico, teórico segundo piloto del equipo, está considerado como un hombre experto y seguro, pero fuera del grupo de los privilegiados, y a punto estuvo de ser despedido de la escudería McLaren al final de la pasada temporada. En Zandvoort, la buena racha de Watson se quebré, y el líder del mundial no pudo puntuar. Una parada a mitad de carrera para cambiar los neumáticos, completamente degradados, le hizo perder toda opción. Su mala elección de los neumáticos es tanto más extraña por cuanto, en ocasiones anteriores, sus aciertos en este difícil apartado fueron determinantes a la hora de conseguir sus triunfos.
De cualquier forma, en la próxima carrera, el Gran Premio de Gran Bretaña, que se disputará en Brands Hatch el próximo día 18 de este mes de julio, Watson se encontrará en un circuito donde se encuentra especialmente a gusto.
Más atrás, con una vuelta perdida con respecto al vencedor, pero dentro del grupo de los que suman puntos en una carrera de Fórmula 1, se clasificaron el irlandés Derek Daly, al volante del segundo Williams, y el italiano Michele Alboreto, sobre un Tyrrell. En la penúltima vuelta, Alboreto superó a Daly pero, poco después, éste se le echó encima en la frenada de una curva, le golpeó y le echó fuera de la pista. Por fortuna, el italiano no sufrió daño alguno, se reincorporó de inmediato a la carrera y pudo terminar en sexto lugar y denominar criminal el comportamiento del irlandés.
Tras esta carrera, celebrada en el circuito de Zandvoort novena del campeonato del mundo de Fórmula 1, John Watson se mantiene en cabeza del mundial con treinta puntos, seguido por Didier Pironi con 29 y Rosberg con 21.
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