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El conflicto en las factorías francesas de Citroën, en vías de solución

La huelga que desde el pasado 26 de abril paraliza las cinco unidades de producción de la región parisiense de la firma Citroën entró ayer en vías de una posible solución. Las proposiciones del mediador gubernamental, Jean Jacques Dupeyroux, de entrada, no fueron rechazadas. Se trata de la huelga más singular de los últimos años, provocada por una minoría de empleados que ha dejado al descubierto el discutible funcionamiento de las relaciones entre los empleados y la dirección de la conocida firma automovilística.

En París nunca se había visto cosa semejante: alrededor de 25.000 obreros desfilando detrás de los patronos de una empresa. Esto ocurrió el martes pasado. La dirección de Citroën convocó esa manifestación, presidida por la bandera reivindicativa Libertad para trabajar.Citroën se vio apoyada por la oposición política, muy particularmente por la formación neogaullista Agrupación por la República (RPR), presidida por el alcalde de la capital, Jacques Chirac.

Anteayer, como respuesta, los sindicatos y partidos de izquierda que forman la mayoría gobernante convocaron otra manifestación que reunió a 15.000 personas, según la policía, y a 80.000, según los organizadores. Lo expuesto, para significar que detrás del problema sindical se configura el estrictamente político.

Y todo ello dramatizado hace cuatro días con la muerte de un obrero portugués: los expertos médicos han confirmado que falleció de infarto, pero la dirección de Citroën y sus aliados afirman que el inmigrante luso fue apaleado por los militantes de la central de tendencia comunista Confederación General de Trabajadores (CGT).

Esta huelga, que ya le ha hecho perder a Citroën la fabricación de más de 20.000 automóviles, fue provocada el pasado mes de abril por un grupo de trabajadores, inmigrantes en su mayoría, que se consideran totalmente postergados económica y socialmente, máxime teniendo en cuenta que la victoria del presidente François Mitterrand hace un año les había hecho concebir esperanzas.

Paralización de la producción

Ante la insensibilidad de la dirección de la firma, piquetes de huelga establecidos en las entradas de las fábricas Citroën obstaculizan el acceso al trabajo desde hace más de un mes.Por ello, Citroen cerró sus talleres, a pesar de que el 80%. del personal se declaró ajeno al movimiento. Inmediatamente, la CGT, que en las últimas elecciones en Citroén consiguió menos del 10% de los votos, apoyó a fondo a la minoría. Y, desde entonces, la central procomunista se confronta con la dirección de la firma y con la Confederación de Sindicatos Libres (CSL), que es la central fuerte de la empresa y que los inmigrantes y otros empleados denuncian como un sindicato domesticado por Citroën.

Según testimonios múltiples de obreros y de cuadros, igualmente, no estar afiliado a la CSIes sinónimo de toda clase de cortapisas en el trabajo. Los huelguistas piden que su salario sea aumentado en cuatrocientos francos mensuales (actualmente cobran menos de 4.000, es decir, alrededor de 70.000 pesetas).

Otra reivindicación de los trabajadores se refiere a la petición de elecciones sindicales libres. Los trabajadores acusan a la dirección de impedir por todos los medios, en el interior de las fábricas, el ejercicio de los derechos sindicales legalmente reconocidos. La tensión ha alcanzado tales cotas que alguna de las negociaciones se ha desarrollado por medio de cámaras de televisión, con los representantes sindicales y de la patronal en salas separadas. Las proposiciones hechas ayer por el mediador, fundadas en mejoras de las condiciones de trabajo y moderados aumentos salariales, se estima que pudieran resolver el conflicto.

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