España no ingresará en la CEE en 1984
La integración de España en la Comunidad Económica Europea (CEE) en 1984 quedó ayer completamente descartada en Bruselas cuando los diez anunciaron una solución provisional para el problema del presupuesto comunitario y su compromiso de replantear los mecanismos de financiación de la Comunidad antes de fin de año.Ahora sí, sin el menor asomo de duda, la adhesión de España al Mercado Común Europeo sufre una auténtica pausa -una pausa casi metafísica-, y no porque los ministros no vayan a seguir reuniéndose y entregándose magníficos informes, ni porque los funcionarios de Bruselas no encuentren tiempo para estudiar nuestros problemas, ni tan siquiera porque un país se haga el loco y guarde los papeles en el fondo de un cajón, sino porque es impensable que los diez -en bloque- acepten un nuevo socio, y menos aún uno tan problemático como ellos creen que lo será España, antes de solucionar la grave crisis interna que padecen. Dos años de discusiones no han sido suficientes y los próximos seis meses pueden revelarse también escasos. Mientras tanto, seguiremos, españoles y portugueses, o en todo caso sólo los españoles, sentados frente a la puerta.
El presidente de la Comisión Europea, Gaston Thorn, interrogado por EL PAÍS sobre las consecuencias del acuerdo comunitario en el proceso de ampliación de la CEE, no quiso ser cruel y se salió por la tangente. Pero, aun así, Thorn fue lo bastante sincero como para no poner cara de asombro y jurar que ambas cosas no tenían nada que ver: "Es un hecho que hay dos países que quieren aligerar su contribución al presupuesto de la CEE (Reino Unido y la República Federal de Alemania) y que los giros ocho no quieren aumentar la suya. Los dos países candidatos quieren garantías de que serán beneficiarios y no contribuyentes netos. Hay que cambiar los conceptos, olvidar el cuánto saco y cuánto doy; hay que salir del círculo".
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