_
_
_
_

Las pruebas clásicas recuperan su importancia

Antonio Guerrero

Una vez finalizados los Campeonatos del Mundo de Esquí Alpino celebrados en la localidad austriaca: de Schladming, los corredores de la elite mundial se han reincorporado de nuevo a la Copa del Mundo, cuyo calendario quedó cortado por este acontecimiento. En concreto, una de las competiciones en que participarán los hombres será, hoy y mañana, la Arlberg-Kandahar, la cual se celebrará esta temporada en Garmisch-Parterkirchen (RFA). Junto a la Halmenkamm y el Lauberhorn, forma el trío de las competiciones más antiguas de la historia, las pioneras para fomentar este deporte y la organización de otras carreras. Al parecer, la Federación Internacional de Esquí (FIS) está dispuesta a mantenerlas a toda costa.

La Arlberg-Kandahar, precisamente, es la más antigua de las clásicas. Se celebró por vez primera en el año 1928, en la estación austríaca de Sankt Anton, siendo organizada por sir Arnold Lunn y Hannes Schneider.Sir Arnold Lunn, inglés, llamado el padre del esquí alpino, organizó en 1911 la primera carrera de descenso en Montana (Suiza), con el nombre de Robert of Kandahar, ya que así se llamaba el vicepresidente del The Public Schools Alpine Sport Club, del Reino Unido, el cual donó un trofeo con su apellido para el ganador.

En 1924, esta carrera comenzaba a ser famosa, lo que motivó que Lunn fundara el Kandahar Ski Club, que se encargaría de la organización de estas pruebas. Sin embargo, esta competición no adquirió verdadera importancia internacional hasta que se convirtió en la Arlberg-Kandahar, por obra y gracia de Lunn y Schneider.

Hannes Schneider, austriaco, creador del método de esquí ArIberg (llamado así porque él era de Sankt Anton, región de ArIberg), fue entrenador de los esquiadores tiroleses y de los equipos nacionales de Alemania. El y Lunn se conocieron en 1927 y, rápidamente, comenzaron a hacer proyectos, dando forma definitiva a lo que sería la primera competición completa en la historia del esquí alpino.

El día 3 de mayo de 1928 daba comienzo en Sankt Anton la primera edición de la Arlberg-Kandahar, que, desde entonces, fue para hombres y damas, hasta que en 1976 pasó a ser únicamente masculina. En esta primera edición, los ganadores de las combinadas fueron Benno Leubner y Liesl Polland. El orden de las carreras ha sido siempre el mismo: primero se corría el descenso y, según la clasificación obtenida en éste, se establecían los puestos de salida para el eslaIon. Con anterioridad, los dorsales para el descenso se sorteaban entre todos por igual, sin tener en cuenta categoría alguna, es decir no contaban los puntos ni se formaban series como en la actualidad.

En 1930, además de ser incluida entre las carreras de la FIS, se decidió que se celebraría en Sankt Anton (Austria) y Mürren (Suiza), de forma alternativa Sin embargo, la importancia de la Arlberg-Kandahar comenzó a interesar a otras estaciones y así, en 1948 se celebró en Chamonix (Francia); en 1951, e

Sestrieres (Italia), y en 1954, en Garmisch (Alemania). Desde entonces se estableció una organización rotativa entre todas estas estaciones.

Igualmente, en esta competición existe un trofeo muy preciado, que, sin embargo, se ha olvidado un poco, quizá porque hace algunos años que no se entrega a nadie: la K de diamantes. Esta K la gana el esquiador que consiga clasificarse entre los tres primeros cinco veces -ya sea en descenso, eslalon o combinada- o aquél que consiga colocarse cuatro veces entre los tres primeros en una determinada modalidad y que además sea primero en una combinada. Este trofeo, por tanto, trata de premiar a los esquiadores polivalentes, y en toda su historia solamente lo han obtenido dieciséis corredores. Entre éstos destaca el austriaco Karl Schranz, el único que ha obtenido esta K dos veces, la última, en 1970.

En 1975, Paco Fernández Ochoa fue segundo en la combinada, en la edición celebrada en Chamonix, después de ser quinto en el eslalon y trigésimotercero en el descenso.

La temporada pasada, el eslaIon fue ganado por el sueco Ingemmar Stenmark, y el descenso, por el austriaco Harti Weirather, reciente campeón del mundo. Este año se celebrará en la estación alemana de Garmisch, hoy y mañana.

La última que se organizó

La Hahnenkamm, celebrada en Kitzbühel (Austria), forma parte de las pruebas más clásicas del esquí alpino, junto con el Lauberhorn y la Kandahar. A pesar de que hace algunos años el exceso de especialización entre los corredores restó algo de interés a estas carreras, basadas en la combinada, en las últimas temporadas el empeño de la FIS por potenciar las clásicas está volviendo a colocarlas en el, puesto que, por antigüedad e importancia, se merecen.La Hahnenkamm fue la última que se creó. En el año 1931, el Esquí Club de Kitzbühel (Austria) decidió organizar una combinada que se asemejara a las dos ya existentes -Lauberhorn y Kandahar-, dado el éxito que estas dos estaban logrando entre los esquiadores más famosos del mundo.

El descenso de la Hahnenkamm se celebra sobre la pista Streif (Cuesta del Gallo), de 3.720 metros de longitud, que discurre por unos parajes bellísimos y finaliza casi en el centro del pueblo.

El primer vencedor de la combinada fue el británico Cleaver, el cual dejó así constancia de la calidad que en aquellos años tenía el esquí inglés, cuyos corredores se codeaban en igualdad de condiciones con los alpinos.

Durante la Segunda Guerra Mundial, la carrera no se celebró. Después, cuando se volvió a organizar de nuevo, en 1946, se incluyó una combinada femenina que años más tarde, en 1961, se dejó de disputar.

A pesar de su importancia, esta carrera no siempre formó parte del calendario de la Copa del Mundo. De cualquier modo, en los últimos años ha vuelto a recuperar su auténtica dimensión.

Por su parte, Espafía dejó su huella en la Hahnenkamm en 1975, cuando Frincisco Fernández Ochoa volvió a quedar segundo en la combinada, detrás del italiano Gustavo Thoeni.

Esta temporada, en la edición de los pasados días 16 y 17 de Enero, el canadiense Steve Podborski venció en el descenso y el sueco Ingemmar Stenmark en el eslalon especial. Fué para ellos una importante victoria, sin duda, ya que la pasada temporada ambos habizln obtenido los mismos puestos en esta competición.

Otra de las clásicas, el Lauberhorn, se celebra en la estación suiza de Wengen, que está situada en el macizo de la Jungfrau, en el Oberland bernés.

Esta competición se celebró por vez primera en 1930 gracias a la iniciativa de Ernts Gertsch (el vate del Lauberhorn), que era entonces presidente del Esquí Club de Wengen y todavía hoy sigue formando parte de la organización de esta famosa carrera.

Un descenso arriesgado

Como todas las clásicas, el Lauberhorn consta de un descenso y un eslalon especial. Concretamente el descenso, de 4.260 metros de longitud y que discurre cerca del monte Eigger, es uno de los más difíciles del mundo, con zonas muy arriesgadas, como el estrecho puente del ferrocarril, el bosque de Minsch, el Canadian Corner -llamado así por la grave caída que allí sufrió el canadiense Dave lrwin en 1976- o la Cara de Perro.El vencedor de la primera combinada fue otro inglés, Bill Bracken. El descenso lo ganó Christian Rubi, y el eslalon fue precisamente para Ernts Gertsch.

En un principio, los corredores debían ser inscritos por sus clubes. Así, el Esquí Club Siete Picos, de Castilla, junto al nombre de Aurelio García, figura en el historial de esta competición, al quedar este corredor tercero en la cornbinada en 1971, tras el italiano Thoeni y el norteamericano Hank Kashiwa. En esta ocasión, por falta de nieve en Wengen, las carreras se trasladaron a Saint Moritz.

En el Lauberhorn de esta temporada, los vencedores del descenso y el eslalon fueron el mismo Weirather, en descenso y el norteamericano Phil Mahre, en el eslalon.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_