_
_
_
_

El Atlético, peor que nunca

El Atlético de Madrid, probablemente, jugó en Sevilla su peor partido de la temporada. Ante un Betis sólo aceptable, siempre asentado en su clásico centro del campo y en la gran calidad de Gordillo, especialmente, y de Diarte, un goleador al que no se pueden dar ventajas, dio una sensación de impotencia lamentable. Y lo más grave, aparte ya de la falta de ideas en el juego, fue la falta de ilusión que se notó en sus hombres. Los futbolistas, para rendir, no pueden vivir pendientes de si cobran o no -más bien ésto- y del ambiente de escándalo que les rodea. El descanso y la concentración psicológica, en tiempos donde la igualdad física y técnica predominan, porque los genios escasean, es fundamental.Pese a jugar inicialmente con un esquema táctico más ofensivo, un 4-3-3, con Marcos más adelantado que otras veces, las fuerzas atacantes rojiblancas se acabaron bien pronto. A los catorce minutos, Hugo Sánchez dio más a la hierba que al balón en un contraataque a pase magnifico de Rubio, y el tiro, flojo, lo paró Esnaola. Cuatro después, Julio Alberto cabeceó demasiado cruzado, aunque demostrando que es de los pocos hombres rojiblancos capaces de hacer algo actualmente, y a partir de ahí el Atlético se redujo a buscar la cabeza de Ruiz, todo voluntad y fuerza, en los típicos y tópicos centros de la impotencia.

El Betis, dentro de un juego general bastante malo, se impuso poco a poco simplemente por su dominio en el centro del campo, donde contó con hombres de sobra para llevar balones controlados adelante, cosa que no supo hacer ninguno atlético. Entre la elegancia práctica del novel Romo, con estilo Cardeñosa, y Mínguez, que desaprovecha todas sus cualidades empeñado en hacer cosas que no sabe, ya no hubo color. Quique, que sigue alocado, tampoco sacó ventaja de su pareja, Ortega, y de poco sirvieron los intentos de Ruiz y Julio Alberto ante el citado Cardeñosa y el siempre bregador López. Los verdiblancos, con su 4-4-2 teóricamente prudente, llegaron muchas veces al área rival y, curiosamente, no necesitaron más verdugo que Diarte, inspirado ante un Balbino fuera de forma. El Atlético marcó sólo por un fallo rival, pero pudo encajar media docena. El que Gordillo fuera más atacante que Marcos, al que le debió pesar demasiado el nuevo lío que va a provocar con su fichaje, fue todo un síntoma. En la segunda parte, la penuria rojiblanca fue aún mayor. Hasta los 33 minutos no llegó a puerta, con otro cabezazo alto de Ruiz. Y sólo hubo dos tiros más de Hugo y Rubio, sin peligro. Aguinaga, en cambio, se pudo lucir a tiros tremendos de Romo y Cardeñosa, mientras que Gordillo se agigantaba por momentos. Sólo Juanjo, marcador ahora de Diarte, le vigilaba mejor. La posible vuelta de Dirceu contra el Barcelona no parece que pueda solucionar gran cosa si ni siquiera hay ilusión. El panorama atlético, entre la liquidación que se avecina, sin suplentes de entidad, es alarmante. El cuarto puesto por la cola de la clasificación y pendientes las visitas de los grandes al Manzanares, puede presagiar lo peor.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_