Elecciones en el Colegio de Abogados
LA PARTICIPACION de los ciudadanos es una característica esencial de los regímenes democráticos, que no puede limitarse al ejercicio de los derechos electorales para designar periódicamente representantes en las Cortes Generales o en la Administración local. Esa participación es igualmente necesaria para vigorizar el tejido social y multiplicar las instancias intermedias ante el poder del Estado y el círculo de la vida privada. No deja de ser paradójico, en esa perspectiva, que los esfuerzos asociativos fomentados por la oposición democrática bajo el anterior régimen se hayan debilitado o tiendan a ser encauzados exclusivamente hacia la militancia en los partidos políticos. Porque hay un gran número de problemas que sólo pueden ser resueltos o sobrellevados mediante la actuación de agrupaciones voluntarias, de carácter profesional o de otra índole, y a través de la incorporación a sus centros de decisión del mayor número de personas.En este marco, las elecciones para la junta del Colegio de Abogados, que se celebran mañana, deberían ser encaradas por los letrados madrileños como algo que les afecta de manera directa, aunque es cierto que en esta ocasión no se ventilan, como en otras grandes problemas, vitales opciones, ni para la profesión ni para la política general. La revitalización de las organizaciones profesionales, al igual que otras asociaciones, es algo profundamente conectado con el reforzamiento del entramado social y el afianzamiento de las instituciones democráticas que nuestra vida colectiva necesita. Por eso merece la pena recordar una vez más que si el voto es un derecho es también en ocasiones una obligación moral.
