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Fórmula 1

La nueva reglamentación pone en peligro el Gran Premio de España

La nueva reglamentación acordada entre la Federación Internacional del Deporte del Automóvil (FISA) y la agrupación que reúne a constructores y pilotos, FOCA, relativa a la organización de carreras de fórmula 1, pone en graves aprietos a la de la española, el RACE, que podrá verse obligado a renunciar a su organización por falta de medios económicos.

Después de la fuerte pugna mantenida entre los presidentes de FISA y FOCA, el francés Balestre y el británico Bernie Ecclestone, respectivamente, el acuerdo final fue una clara victoria para el británico. Balestre, convencido tras su fallido intento de crear su mundial de fórmula 1 sin contar con Ecclestone, de que sólo llegando a un acuerdo con él la categoría reina del automovilismo mundial podría seguir adelante, firmó un pacto con la FOCA, conocido por el acuerdo Concorde, por haberse firmado en París, en la plaza del mismo nombre.En dicho acuerdo, la organización que agrupa a constructores y pilotos pasa a tener un control casi total sobre las organizaciones de las carreras, aunque la materialidad y la responsabilidad de la gestión quede para el organizador de cada una de ellas. La Federación Internacional, por su parte, obtiene como ventajas, respecto a la situación anterior, un ingreso económico muy superior y mayores dosis de representatividad, ambas cosas muy del agrado de los actuales federativos.

Pero para los pequeños organizadores, como es el caso del RACE, la situación se ha puesto muy difícil. El RACE tenía antes un contrato privado con Ecelestone, que permitía al organizador español estar cubierto en caso de pérdidas, al estar éstas asumidas por el británico, a cambio de que, en caso de haber superávit, el grueso de éste iba destinado al poderoso controlador de la fórmula 1.

Sesenta y dos millones

Sin embargo, el acuerdo Concorde anula esta situación de cierta ventaja para el organizador español. Además, obliga al RACE a pagar un fijo superior a 62 millones de pesetas, cantidad a la que hay que añadir los gastos propios de la organización y promoción de la carrera -unos quince millones de pesetas más-, más la renuncia a los derechos de la televisión, tanto nacional como de las extranjeras, cuyo ingreso pasa a ser ingresado íntegramente en la FOCA y en la FISA.Con casi ochocientos millones de pesetas de gastos fijos, solamente recuperables con los ingresos por taquilla, un organizador pequeño como el RACE difícilmente puede aventurarse a montar una carrera de esta envergadura. Sólo una entrada masiva de público, siempre dependiente de que el buen tiempo acompañe, podría compensar la elevadísima cifra de gastos. Pero el riesgo es enorme y, caso de que el público no respondiese, el RACE podría sufrir un importante revés económico.

En estas condiciones, según ha podido saber EL PAIS, el organizador de la carrera española de fórmula 1 está haciendo gestiones con Bernie Ecclestone para que éste modifique algo la norma, como caso excepcional. Ecclestone no puede olvidar no sólo que el RACE ha sido un buen socio para él durante los últimos años, sino que en la última edición del Gran Premio de España, cuando surgió el enfrentamiento entre FISA y FOCA que duró después hasta los primeros meses de este año, el organizador español estuvo en todo momento del lado de los contructores y de los pilotos. El RACE se enfrentó a la Federación Internacional y apoyó a los constructores y pilotos por ser parte fundamental del deporte y por considerar que la razón estaba de su lado. Algo que otros organizadores no se atrevieron a hacer.

Por otra parte, el RACE podría pedir a la Federación Española que vuelva a subvencionar la carrera de fórmula 1.

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