El general Marcelo Aramendi, enterrado en Toledo

Los restos mortales del general de división Marcelo Aramendi, director general de Enseñanza del Estado Mayor del Ejército, que falleció el miércoles, al parecer por suicidio, en su despacho del Cuartel General del Ejército, recibieron sepultura ayer en Toledo, en una ceremonia a la que asistió un millar de personas, principalmente miembros de las Fuerzas Armadas.En la comitiva fúnebre, encabezada por sus familiares, figuraban el teniente general Jaime Lluch Colomina, jefe superior de Personal del Ejército, y las primeras autoridades de la provincia. El féretro fue llevado a hombros por alumnos de la Academia de Infantería, de la que había sido director el fallecido.

El general Aramendi no había participado directamente en la redacción del proyecto de ley de creación de la reserva activa de las Fuerzas Armadas, que modifica el sistema de retiro de los militares y tiende al rejuvenecimiento de los mandos, tal como indicó ayer EL PAIS, sino que colaboró, sin responsabilidad alguna, dentro de la Comisión Interejércitos de Personal (Ciper), que es la encargada de recoger los trabajos que individualmente inician cada uno de los Ejércitos y de buscar fórmulas que permitan sustituir la vieja legislación por otra más moderna.