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Los empleados del Vaticano convocan la primera manifestación reivindicativa de su historia

Juan Arias

Mientras el papa Juan Pablo II almorzaba ayer en la ciudad de Terni con un grupo de obreros en el comedor de una fábrica, sus empleados seglares del Vaticano anunciaron públicamente que se está preparando para los primeros días de abril la primera marcha de protesta dentro de las murallas del más pequeño Estado del mundo.

Será una manifestación sin fotógrafos, porque nadie podrá entrar; pero será también la primera vez en la historia que los trabajadores del Vaticano realizan una marcha de protesta contra su dueño, que es el Papa. La noticia la ha dado la Asociación de Dependientes Seglares del Vaticano. Se trata de una asociación que ha sido fundada hace un año en sustitución del sindicato que habían pedido y que no les fue concedido.El mediador del Papa con estos representantes elegidos por los 1.500 empleados vaticanos no eclesiásticos es el secretario de Estado, cardenal Agostino Casaroli, con quien se han reunido varias veces estos trabajadores para presentarle sus reivindicaciones.

Fue precisamente con este Papa no italiano con quien empezaron a levantar la cresta estos empleados que durante mucho tiempo habían sido considerados como unos privilegiados, porque recibían toda una serie de ayudas extraordinarias y tantas recommendiaciones que les abrían muchas puertas a ellos y a sus familiares. Ahora prefieren más sueldo, y más seguridad, que los antiguos privilegios. Y también que caigan los duros reglamentos internos a los que estaban sometidos cuantos trabajaban dentro del Vaticano. Por ejemplo, eran despedidos los divorciados o las mujeres solteras que habían tenido un hijo.

Al parecer, los representantes de estos trabajadores no han llegado a un acuerdo en sus peticiones reivindicativas y han preparado la primera manifestación de protesta. Se hará una marcha silenciosa, sin pancartas, que saldrá de los alrededores de L'Osservatore Romano y se dirigirá hacia la plaza que está delante del Gobernatorato. Recorriendo aproximadamente un kilómetro, los empleados vaticanos se acercarán a la salida del Vaticano y acabarán en el patio de Belvedere, cerca de la puerta de Santa Angela. Están previstas algunas paradas para que uno de los trabajadores hable a los manifestantes a través de altavoces. Las primeras reacciones de los monseñores del Vaticano han sido muy duras. Para algunos, es una profanación lo que se está preparando. «Imagínense ustedes», decía ayer uno de estos eclesiásticos, «el espectáculo que será para los turistas internacionales sentir dentro del Vaticano los altavoces con mítines de protesta bajo las ventanas del Papa.

Otros, sin embargo, más modernos, sonríen y dicen que al papa Wojtyla, acostumbrado a la dura brega en Cracovia, una manifestación de éstas le causará sólo ternura. De hecho, la primera vez que le habían dicho con cierto temor que sus empleados pedían aumento de sueldo, muy extrañado respondió: «No lo entiendo. En mi curia de Cracovia era un honor para los seglares trabajar gratis por la Iglesia».

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