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Uruguay, finalista del "Mundialito" tras vencer a Italia

Uruguay está en la final de la Copa de oro. De la mano de Rubén Paz derrotó a Italia por dos a cero. Fue un partido sumamente brusco en el que el colegiado español Guruceta expulsó a Cabrini, Tardelli y Moreira. Los celestes merecieron el triunfo por lo hecho en el segundo tiempo. Un trabajo casi perfecto.Golpe a golpe. Así transcurrieron los minutos iniciales. Los primeros silbidos fueron para el ampuloso Guruceta, árbitro del partido, por cortar mucho el juego y amenazar con tomar medidas contra los agresores. Porque fueron más los puntapiés de los uruguayos, promediando el tiempo de apertura. De fútbol, pues, casi nada. Alguna mandada al ataque del lateral Moreira y un cabezazo a quemarropa de Graziani que murió en las manos del portero Rodríguez, fueron los toques de emoción. A la media hora de juego Italia jugaba mejor. Los marcadores se anticipaban siempre a los delanteros celestes obligándoles a retroceder para hacerse con el balón. Más veloces y aplicados a un plan no demasiado ambicioso, los peninsulares fueron llevando las cosas al terreno que más les convenía: el juego fraccionado para exasperar a los uruguayos. Y el público silbando a Guruceta. Insultándolo lisa y llanamente cuando mostró la tarjeta amarilla a Krasowski. El colegiado vasco se topó con un partido dificilísimo. En tanto, Italia seguía haciendo mejor las cosas en base a la claridad de Antognoni, a la picardía del pequeño Bruno Conti y a Tardelli.

Desconcertante fue el planteo de Uruguay. No es razonable intentar envíos por el aire cuando es tan desproporcionada la diferencia de estatura entre zagueros y atacantes. Además perdió en el juego fuerte porque siempre llevó la p¿or parte.

Bearzot hizo ingresar al goleador de la Roma Pruzzo, en lugar de Altobelli, que casi no tocó el balón mientras estuvo en el terreno. La urgencia de ganar en empate comprometía su chance y llevó a los celestes a apelar a la tan mentade garra. Anímicamente crecidos, los dueños de casa se lanzaron en pos del triunfo. Todos los balones a Rubén Paz y el talentoso delantero que se dedicó a mostrar todo lo que sabe: requiebros, frenadas, pisadas, y los italianos que pierden por completo el control del partido. El mismo Paz se perdió un par de goles, pero a los veinticinco, cuando ya Uruguay era un aluvión, Oriali derribó a Martínez, que ingresaba peligrosamente al área. Guruceta decretó el penalti a favor de los uruguayos. Morales convirtió en el uno a cero. En seguida y en medio del descontrol total de los italianos fueron expulsados Cabrini y Moreira por agredirse. El entrenador Maspoli decidió entonces reforzar la defensa suplantando a Morales, que había lanzado magistralmente el penalti por el lateral Diogo. El drama fue aumentando para los europeos porque Paz encontró en Ramos un gran interlocutor.

Uruguay es finalista de la Copa de oro con todajusticia. Contuvo a Italia jugando mal en el comienzo para luego pasarlo literalmente por arriba. Rubén Paz -por fin apareció su genio en el Mundialito- es el gran responsable.

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