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CASTILLA-LEÓN

Nueva restricción de agua en Ávila

A partir de ayer Avila sólo tiene suministro de agua potable desde las ocho de la mañana hasta las seis de la tarde, según acuerdo del Ayuntamiento. Se trata de la tercera vez que se limita el consumo de agua en el plazo de dos semanas.A medida que pasan los días sin llover y sin que nieve en la sierra, la situación se hace más grave. Como ya informó EL PAÍS, en la presa de Becerril, centro principal y habitual del suministro de agua a la capital, queda agua para cinco días, reservada para un caso de emergencia.

Mientras tanto, se bombea el líquido desde el río Adaja por medio de un motor que está al límite de su funcionamiento y que resulta insuficiente para elevar hasta los depósitos la cantidad necesaria para el consumo de los cerca de 35.000 habitantes que tiene Avila. El caudal del Adaja, por otra parte, es mínimo, debido a la prolongada sequía. Las fuertes heladas han venido a agravar la situación, al disminuir todavía más los manantiales.

Todo esto ha provocado colas de abulenses ante las fuentes que rodean la capital, para proveerse de agua «incolora, inodora e insípida», como dicen los manuales, ya que la que sale por los grifos tiene un color oscuro y fuerte sabor a cloro, por ser tratada con grandes cantidades de este producto para evitar su contaminación. Las autoridades confían en poder mantener este suministro en los actuales niveles, «siempre y cuando la bomba no falle», según manifestó un cargo municipal.

El PSOE expulsa del partido al alcalde de La Adrada

Gregorio Bravo, alcalde socialista de La Adrada, ha sido expulsado del partido por la comisión federal de conflictos del PSOE, que revoca así una decisión del comité de disciplina de Castilla y León, que había fallado a favor del alcalde. Por este motivo, tendrá que abandonar la alcaldía.

Las fricciones entre el alcalde y la agrupación socialista comenzaron a poco de las elecciones, cuando estos últimos exigieron que se despidiera a los funcionarios del Ayuntamiento, incluido el secretario y el guarda rural, a lo que se negó. Ante estos hechos, se produjo una recogida de fírmas en favor del alcalde que llegaron a alcanzar el número de ochocientas de los 950 habitantes que tiene el pueblo.

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