Español de segunda
Juan Lozano, natural de Coria del Río, con pasaporte español, emigrante con su familia a los diez años, tiene problemas para trabajar en España. Si fuera fontanero, electricista, fresador, médico o periodista tendría sobre sí el problema del paro, pero como es futbolista tiene enfrente un inconveniente de auténtica carcajada: la reglamentación de la Federación Española, que le considera oriundo; es decir, para la Federación ha dejado de ser español.No hay forma de tomarse en serio los reglamentos federativos. Cada normativa esconde una incongruencia. O varias. Lozano ha vivido los últimos diez años en el extranjero, y eso es suficiente para que cubra cupo de oriundo. Lozano viene cada año a su pueblo, se echa dos cantes, se hincha de sol y se va. No ha cambiado su pasaporte, oferta que tuvo en Bélgica, adobada en millones. Pero se ha convertido en un español de segunda. De acuerdo con esta reglamentación, también podría ser considerado oriundo cualquier diplomático español residente más de diez años en el extranjero.
Si Lozano ficha por el Barcelona podrá jugar sin impedimento alguno. Pero podrá hacerlo, porque el club no tiene cubierto el cupo de oriundos internacionalizables. Y gracias a ello nos hemos perdido la ocasión de divertirnos una vez más con los absurdos reglamentistas federativos. No sería el primer caso en que a un español le recortara sus derechos civiles la Federación de Fútbol. Para ser un español fetén, Lozano tendrá que jugar tres partidos en la selección. ¿Podremos votar dentro de dos años quienes no hemos sido internacionales nunca?
