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El baloncesto catalán supera al Real Madrid

El Real Madrid siempre ha sido el único equipo capaz de superar la evidente supremacía catalana en el baloncesto español. Esta temporada, sin embargo, no es así. Los cuatro primeros clasificados de la tabla en la quinta jornada son catalanes: Joventut, Barcelona, Cotonificio y Manresa, y el campeón marcha en séptima posición, a cinco puntos del líder y tras de los azulgranas.

La pregunta está en la calle a todos los niveles: ¿qué le pasa al Real Madrid si tiene los mismos hombres que la temporada pasada? Otro de los equipos madrileños, el Estudiantes, hace buenos resultados, pero no le acompaña la suerte. En cuanto al tercero, el Inmobank -ex Tempus-, ya no es el cuadro temido por todos.Las derrotas del Inmobank en su cancha ante el Náutico y OAR, así como el descalabro del Madrid ante el Barcelona, y el injusto empate ante el Estudiantes (ya que éste mereció ganar y de hecho lo hizo) invitan a recapacitar acerca de la situación del baloncesto castellano. En contra de lo que venia sucediendo hasta ahora, sólo se salva el Estudiantes de Jesús Codina, que pese a haber ganado dos partidos, perdido otros dos y empatado en el pabellón, tiene 32 puntos más a favor que en contra (452 y 420).

La temporada 1980-1981 va a ser de continuo sufrimiento para el Inmobank. Los de Pozuelo deberán conformarse con mantener la categoría. Las bajas de Alfonso del Corral e Indio Diaz, ahora en el Estudiantes y Madrid, respectivamente, no le dejan levantar cabeza. Sólo un excelente base, que fuera además director de juego, con la magnífica colaboración que está prestando Chuck Simon, podría paliar en cierto modeo el problema, y no es éste el caso. Así, sin un director de juego, sin aleros anotadores y sin verdaderos pivots -Fermosell se mantiene irregular-, ya que Simon no lo es, difícil tiene la papeleta Ignacio Pinedo, que andará de sobresalto en sobresato.

En cuanto al Madrid, hay que apresurarse a decir que Corbalán, Brabender, Iturriaga, Rullan y Meister es un cinco como para vencer a cualquiera. Sin embargo, no es así. Al equipo de Lolo Sáinz le falta fuerza y, lo que es más grave e importante, capacidad de reacción. Desde siempre, cuando el Madrid se despegaba en el marcador por ocho o diez puntos, todo el mundo daba el partido por sentenciado. No era lo mismo cuando ocurría lo contrario. El otro día, un equipo modesto como el Estudiantes logró remontar el tanteo en un par de ocasiones y los blancos no supieron reaccionar como equipo y tuvieron que ser Brabender, siempre, y Díaz, al final, los que resolvieron, a medias, por su cuenta.

Parece que unión y equilibrio son las dos vírtudes,que definen al Estudiantes 1980-1981. El otro día dieron una buena muestra en el pabellón. Jones, que acaba de llegar, actúa como uno más, sin ningún ánimo de lucimiento e identificado con el espíritu del equipo. Del Corral decidió no lanzar los últimos tiros libres de la técnica de Díaz. López Rodríguez lo hizo, y al fallar el primer lanzamiento, ante el gesto de preocupación de Del Corral, fue a darle la mano. Son dos aleros que suman puntos y salen como rayos en contraataque. Cualquiera de los dos bases -Gil o Pinedo- saben lanzarlos. Fernando Martín es una sensacional ayuda (sobre todo en defensa) para Jones y, aunque el banco es escaso, se mantiene un magnífico equilibrio en el conjunto.

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