El 15 de octubre se decide el futuro de ENASA en Venezuela
El próximo día 15 de octubre, la comisión interministerial venezolana que revisa la concesión del convenio firmado con España, para que ENASA fabrique en este país motores diesel, emitirá su informe al Gobierno de esta República para que decida a qué empresa extranjera le otorga la concesión.
El convenio hispano-venezolano había sido suscrito inicialmente el 10 de septiembre de 1977, y por el mismo se autorizaba a ENASA la 7abricación y comercialización en exclusiva de motores diesel de más de 180 caballos (los tipos B-4 y B-3, denominados así en el Pacto Andino) y en ensamblaje de autobuses y camiones con este tipo de motores. No obstante, al acceder al Gobierno venezolano el partido Copei, con Luis Herrera Campins en la presidencia, se acordó revisar los convenios internacionales firma, dos por el anterior Gabinete.La concesión en exclusiva a ENASA es consecuencia de la nueva política del Pacto Andino para el desarrollo de la industria automotriz en el área y la exigencia de que una sola empresa fabrique dos tipos de motores diesel de una potencia superior a los 180 caballos: el B-3 y el B-4, de 225 y 3 10 caballos de potencia, respectivamente.
En el convenio firmado en septiembre de 1977 con ENASA se establecía la creación en Venezuela de una empresa mixta hispano-venezolana, denominada Desarrollo Industrial Automotriz (Desiauto, compañía Anónima), para que desarrollase el proyecto previsto en el convenio. Asimismo, la nueva planta debería ser instalada en el Estado de Sucre, al norte del país, y fue elegida la ciudad de Cumand, para ayudar al desarrollo industrial de este Estado.
Entre mayo y junio de 1978, técnicos del Ministerio de Fomento venezolano y de ENASA estudiaron el proyecto para la instalación de la factoría, firmándose los contratos definitivos el 26 de julio de ese mismo año. El día 6 de noviembre comienzan las obras de la planta, que es inaugurada en el mismo mes del año siguiente, con una producción inicial de tres vehículos diarios.
El proyecto Pegaso consta de dos factorías, ya que el Gobierno venezolano exigió que así fuera para controlar mejor a las empresas con capital extranjero: Deslauto, dedicada al ensamblaje de camiones con motores de más de 180 caballos, y la Compañía Hispano Venezolana de Motores, Compañía Anónima (Hivemca, cuya misión será la fabricación de los motores).
Desiauto está formada por una compañía mixta hispano-venezolana, en la que el 49% de las acciones corresponde a ENASA, y el 51%, a un grupo de inversionistas venezolanos.
Por su parte, los accionistas de Hivemca son: ENASA, con el 49%; Cavim (Compañía Anónima Venezolana de Industrias Militasimilar a la Santa Bárbara española y compañía también estatal), con el 30%, y el 21% restante, repartido entre varios inversionistas venezolanos.
Esta empresa lleva paralizada desde hace varios meses, en espera de la decisión del Gobierno venezolano, decisión que ya ha aplazado en dos ocasiones, y que se espera adopte a partir del día 15 de octubre próximo.
Para ambas empresas está prevista la fabricación de 7.000 motores anuales tipo B-4 y 5.000 del B-3.
Pero el problema mayor que ha surgido en la concesión a ENASA para fabricar el motor es la competencia de la multinacional norteamericana Mack, que lleva dieciséis años en Venezuela, y tiene el 80% del mercado, mientras que ENASA, en los dos años que lleva compitiendo, ha conseguido el 20% del mismo. A su vez, Mack tiene firmada un acta de convenio con el Gobierno venezolano desde 1977, y ahora reclama también sus derechos.
ENASA lleva invertidos más de 3.000 millones de pesetas, con una plantilla en Desiauto de 190 personas, entre trabajadores y técnicos. Hivemca se halla paralizada, y tiene un aplantilla mínima de mantenimiento, aunque está previsto que comience la fabricación del motor inmediatamente a la decisión del Gobierno venezolano. A finales de este mes, ENASA firmará un acuerdo con la Harvester International norteamericana para cooperar en la fabricación del tipo B3.
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