Depailler, marcado por la mala suerte

La trágica muerte, el pasado viernes, de Patrick Depailler, mientras efectuaba unos entrenamientos de carácter privado con el equipo Alfa Romeo, con vistas a su participación en el Gran Premio de Alemania de Fórmula 1 del próximo domingo, pone de manifiesto la enorme peligrosidad de este apasionante deporte, al tiempo que trae inevitablemente a la memoria la trágica desaparición de Jim Clark, muerto en parecidas circunstancias en el mismo circuito de Hockenheim.

Patrick Depailler, quizá más conocido del gran público a raíz de su accidente mientras volaba en delta plano por encima del Puy de Dome, y que le truncó. sus posibilidades la pasada temporada, cuando podía haber contado para aspirar al título, iba a cumplir el próximo sábado 36 años.De corta estatura - 1,69 metros- y poco peso, sólo 59 kilos, Depailler era un hombre muy fuerte. Sus comienzos habían sido en moto, para pasarse pronto a los monoplazas, con los que disputó cuando tenía veintiún años, una de esas fórmulas de promoción que abundan en Francia. Depailler fue batido por otro piloto francés, trágicamente desaparecido -François Cevert-, pero, pese a todo, demostró cualidades y, junto a Jean-Pierre Jabouille, le fichó el equipo Alpine.

El salto a categorías superiores lo dio Patrick Depailler al comenzar la década de los setenta, con participaciones en la fórmula 3, fórmula 2 y, por fin, fórmula 1, en 1972, en la que debutó precisamente en el Gran Premio de Francia con un Tyrrell. A partir de entonces, Depailler alternó la fórmula 1 con la 2 para, dos años más tarde, en 1974, fichar ya definitivamente por Tyrrell como segundo piloto de la escudería, por detrás de Scheckter.

Durante cuatro años, siempre con Tyrrell, este pequeño piloto, nunca demasiado rápido ni brillante como para calar en el gran público, pero perfecto conocedor de la dificilísima técnica de desarrollo y puesta a punto de un vehículo de estas características, sólo pudo ganar una carrera -Mónaco-78-, aunque en ocasiones la mala fortuna, pegada demasiadas veces en él, le privó de la victoria. Posteriormente, el pasado año, fichó por Ligier, realizando una buena primera mitad del campeonato.

Enrolado esta temporada en Alfa Romeo, con el fin de desarrollar el nuevo vehículo de fórmula 1, Depailler encontró la muerte en Hockenheim, en un punto del circuito donde, por la velocidad a la que se toma el viraje -más de 200 kilómetros por hora-, cualquier error supone la muerte casi segura. Sin embargo, las autoridades alemanas no descartan la posibilidad de un fallo mecánico -han retenido los restos del coche para su estudio-, porque no se ha apreciado ningún síntoma de cambio brusco de trayectoria y de frenado que pudieran asegurar el fallo en el piloto, y no en la máquina. Algo parecido sucedió cuando el entonces mejor piloto del mundo -Jim Clark- encontró la muerte en este mismo circuito, en el que, paradójicamente, hace sólo unos meses murió también de forma trágica una de las grandes esperanzas germanas, precisamente cuando se disputaba el Memorial Jim Clark.