_
_
_
_
Reportaje:

Un alemán y un mulato británico, los atletas más completos

La pregunta de quiénes han podido ser, o son en estos momentos, los mejores deportistas del mundo se ha hecho ya en demasiadas ocasiones, y casi siempre salen a relucir grandes nombres en determinadas especialidades: Merckx, Coppi, Zatopek, Owens, Pelé, Di Stéfano, Borg... Sin embargo, rara vez se recuerda que existe dentro del programa atlético una prueba llamada decathlon, que, al reunir diez especialidades dispares del deporte rey, ofrece claramente la posibilidad de deducir al mejor atleta del mundo. El problema reside en que la gran actualidad del decathlon se reduce prácticamente al resultado en los Juegos Olímpicos y carece de la necesaria permanencia. Por eso es justo reseñar que, actualmente, un alemán occidental, Guido Kratschmer, y un mulato británico, Daley Thompson, son los números uno entre los atletas polivalentes.

El pasado 18 de mayo, en la localidad austriaca de Gotzis, donde se celebra anualmente una reunión de pruebas combinadas, Daley Thompson, atleta mulato británico -hijo de padre nigeriano y madre escocesa-, que cumplirá el próximo día 30 de julio, en plenos Juegos Olímpicos de Moscú los veintidós años, superó el récord del mundo de decathlon. Con 8.622 puntos, tras los dos días de pruebas -cinco cada día-, rebasó en cinco los conseguidos en Montreal-76 por el que fueconsiderado en aquel momento uno de los mejores deportistas mundiales, el norteamericano Bruce Jenner. Entonces, con la propaganda olímpica, sí se valoró la enorme calidad atlética del decathloniano, como ya en tiempos pasados se había hecho con el legendario indio, también norteamericano, Jim Thorpe -campeón olímpico en Estocolmo, 1912, descalificado después por profesionalismo, al jugar fútbol-americano, en uno de los affaires más tristes del deporte mundial-, Bob Mathias, Vasilii Kuznetsov, Rafer Johnson o Yan Chuan-kwang. El duelo entre estos dos últimos, negro norteamericano el primero y chino de Taipeh el segundo, estudiante universitario en Estados Unidos, fue uno de los más históricos en el atletismo de todos los tiempos.Jenner, gracias, fundamentalmente, a su gran calidad en las pruebas de lanzamientos, superó en Montreal el récord mundial, que ya había, arrebatado el año anterior al último soviético de calidad, Nikolai Avilov (sucesor de Kuznetsov, que fue tercero en discordia en los enfrentamientos Johnson-Chuan-kwang). Y si después de Munich-72 el boom publicitario fue Mark Spitz, cuatro años más tarde, Jenner se aprovechó del triunfo, quizá con la fortuna de que Nadia Comaneci no era norteamericana. Sus beneficios en el año posolírripico se cifraron en unos cuarenta millones de pesetas. Se compró una lujosa casa en Malibú, cerca de Los Angeles, un Porsche turbo carrera, tres motos y comenzó a vivir como «el señor seis millones» -de dólares, se entiende, más de cuatrocientos millones de pesetas-. Bruce Jenner dio nombre a prendas deportivas, cornflakes; cobró unos cuatro millones de pesetas por «galas» o conferencias en las que contaba su vida, su entrenamiento, su triunfo, y llegó desde comentar acontecimientos deportivos por la cadena de televisión ABC hasta vender miles de ejemplares de un libro escrito sobre el decathlon. Cuando Jenner cruzó la línea de meta de los 1.500 metros, última del decathlon récord, y se fue a abrazar a su mujer, Christie, se convirtió en el nuevo héroe americano.

Kratschmer, nuevo "recordman"

Jenner, sin embargo, ha sido el ejemplo claro del ostracismo decathloniano. Su fama sólo llegó con la cita olímpica. Su gran plusmarca se ha mantenido cuatro años, buena muestra de su calidad, pero aunque se hubiese superado mucho antes hubiese sido lo mismo. En decathlon no existen campeonatos del mundo ni pruebas de suficiente entidad como propaganda. Si actualmente se ha animado la prueba ha sido porque, tras el nuevo récord de Thompson y poco antes de cumplirse el mes, el pasado domingo día 15, el alemán occidental Guido Kratschmer, estudiante de Biología, se erigió en el nuevo recordman, con 8.649 puntos, veintisiete más que el británico y 32 más que Jenner. Con veintisiete años, 1,84 metros y noventa kilos -por 1,85 y 83 de Thompson y 1,88 y 88 de Jenner-, la consagración del atleta alemán es muy merecida. Revelación en los Campeonatos de Europa de Roma, 1974, a los veinte años, donde fue tercero, ha tenido gran cantidad de lesiones, como es habitual en los decathlonianos. Segundo en Montreal tras Jenner, con su mejor marca hasta entonces, 8.411 puntos, se lesionó en los juegos europeos de Praga-78 cuando se esperaba su triunfo, pues había acreditado ya 8.498, récord continental. Para entonces, sin embargo, tenía ya la amenaza de Thompson, recordman mundial júnior en 1977, con 8.124 puntos, y segundo en Praga, con 8.289. El mulato británico hizo ese mismo año, 1978, en los Juegos de la Commonwealth de Edmonton (Canadá), 8.467 puntos, aunque no homologables por tener viento a favor en longitud. Sin marca en 1979, año en el que Kratschmer hizo 8.484, índice de su mejor regularidad, pareció reservarse para el futuro. Su mayor juventud y el que su rival alemán no vaya a Moscú a causa del boicoteo -otro inconveniente más en su carrera- le dejan el camino abierto. Sólo un soviético, Alexander Grebenyuk, aunque también de más edad, y otro joven alemán, Hingsen, de veintidós años como Thompson, que tampoco irá a Moscú, pero que hizo 8.407 puntos tras los 8.649, récord de su compatriota en el pequeño estadio de Filgerstadt, cerca de Bernahausen, en Bade Wurtemberg, podrían ser los terceros en discordia.De cualquier forma, la lucha entre ambos no está cerrada. Kratschmer, tras superar su récord, se mostró muy contento porque lo había conseguido sin haber mejorado ni una sola de sus marcas personales. Curiosamente, en un de cathlon ideal, con ellas lograría 8.922 puntos, 72 más que si Thompson lo realizara con las suyas. Este superó en su récord de Gotzis sus marcas en 110 metros vallas, 14.37 contra 14.39; altura, 2,11 metros por 2.07, y jabalina, 65,38 por 62,34. Sus restantes mejores registros son: 10.45, en 100 metros; 7,93, en longitud -8,11 con viento de 6,20 metros por segundo; de ahí la anulación de su récord de 8.467 puntos, pues la máxima velocidad permitida en decathlon es cuatro, el doble que en pruebas individuales-; 15,45, en peso (en pista cubierta); 47.30, en 400; 45,22, en disco; 5 metros, en pértiga, y 4.20.3, en 1.500. Kratschmer, en cambio, tiene como récord: 10.54,7,84,16,56,2,03,47.64,(400) -pruebas de la primera jornada- y 13.85, 110 metros vallas; 49,74, disco; 4,70, pértiga; 69,64, jabalina, y 4.24.00, 1.500 (segunda).

El mérito en pruebas dispares

El gran mérito del decathIon estriba en su disparidad. Abarca pruebas de sprint corto, como 100 metros y 110 vallas; prolongado, como 400, y medio fondo, 1.500, en los que el problema mayor es la carencia de oxígeno al ser esfuerzos casi instantáneos o que deben ser mantenidos a ese nivel de «explosión» pulmonar. Para ello se necesita siempre una fuerte musculatura, pero no excesiva como para los lanzamientos -peso, disco, jabalina, que ya de por sí exigen distintos grupos musculares- y que también perjudicaría a los saltos. El de longitud es el más asimilable al sprint, pero no la altura y la pértiga, que precisan mayor relajación. Si Jenner era bueno en lanzamientos, también hizo en Montreal un gran 1.500, prueba última y dramática, a la que llegan agotados los atletas. Thompson es más corredor-saltador -en altura tiene su gran baza-. Kratschmer, en cambio, es el más regular en todo y destaca, curiosamente, en los 110 metros vallas. Lo difícil siempre es sacar el máximo rendimiento conjunto cuando un buen sprinter resulta casi impensable que llegue a ser un buen lanzador de peso, por ejemplo.El decthlón se disputa en dos, días, mañana y tarde, con 100 metros, longitud, peso, altura y 400 metros, la primera jornada, y 110 metros vallas, disco, pértiga, jabalina y 1.500 metros, la segunda. A lo largo de los años han variado los sistemas de puntuación, según cuatro tablas: las de 1920, 1934, 1950 y 1962. Esta última se mantiene, aunque existe el propósito de modernizarla, pues hay pruebas, como la pértiga, en que la valoración es demasiado alta ante las marcas conseguidas con los nuevos materiales de fibra de vidrio. Un 4,90, por ejemplo, registro muy discreto ya actualmente, equivale a 1.028 puntos, mientras 2,11 en altura sólo puntúa 950. Las marcas de Jenner, por ejemplo, respectivamente desde los 100 a los 1.500 metros, en el orden del programa, sumaron: 819, 865, 809, 882, 922, 866, 873, 1.005, 862 y 714. Las de Thompson: 919, 965, 756, 950, 896, 919, 743, 1.028, 826 y 620.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_