Un «récord»
peligroso: el funambulista francés Henry Rechatin ha atravesado sobre una cuerda los doscientos metros que separan un extremo de otro del estadio olímpico de Montreal, en Canadá. Tan peligrosa y arriesgada travesía fue contemplada, con un nudo en la garganta, por 43.000 personas, que esperaban una agonía menos prolongada. El había prometido que haría el viaje en veinte o veinticinco minutos. Los vientos tuvieron la culpa del dramático retraso.
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