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La Real impuso su juego y su autoridad en El Plantío

La Real salió en Burgos con confianza en sí misma y convencida de que debía y podía ganar. Entre otras cosas, porque no ignoraba la necesidad que tenía de obtener los dos puntos. Con un juego sereno, equilibrado y eficaz, consiguió en El Plantío un triunfo claro, rotundo y autoritario, mostrándose muy superior a su rival, el Burgos, al que dominó. a lo largo de todo el partido, pese a que con la ventaja de los dos goles el conjunto donostiarra se durmiera un poco para volver a pisar el acelerador cuando los castellanos se acercaron en el marcador. Primero con dominio territorial y después en contraataques, el líder llegó muchas veces con peligro a la puerta de Maté.Desde el primer minuto, y sin esperar ni siquiera los primeros compases, la Real se lanzó sobre la portería del Burgos, al que acosó insistentemente en busca del gol, que no tardó en llegar. Su ofensiva, perfectamente organizada desde el centro del campo por Diego, Alonso y Zamora, los dos últimos prácticamente incorporados al ataque, dieron los resultados apetecidos por el planteamiento de Ormaechea. Satrústegui, hecho un coloso en el área, aprovechaba perfectamente las peligrosas incursiones de López Ufarte y el empuje de Alonso -sensacional en todo- y Zamora, ya que Diego estuvo más sacrificado en una labor eficaz, pero oscura.

El Burgos apenas podía hacer nada ante la ordenada defensa donostiarra. En el centro del campo también se imponía, de forma rotunda y con autoridad, el equipo vasco, que en once minutos hizo dos goles y provocó un penalti que no fue señalado. Los vascos no se parecían en nada a los que empataron en Alicante y su ambición y ganas de ganar les llevaron a desplegarse perfectamente. Después de adquirir la ventaja de dos goles se replegaron, pero sin renunciar ni mucho menos al ataque, aunque esta actitud propiciase el gol del Burgos, que llegó con todo merecimiento. Los locales no se arrugaron y los dos goles que recibieron les espolearon. Tras el descanso, Muller dejó en el banquillo a dos defensas e intentó evitar la goleada a base de atacar más a una Real que ya se conformaba con dos goles de ventaja.

El Burgos creó muy pocas ocasiones de peligro y tan sólo obligó a salir un par de veces a Arconada a atajar balones bombeados sobre puerta. La mejor ocasión, al margen del gol, se produjo en una falta con un disparo de Vitoria, fuerte y junto al palo, que sirvió para que el guardameta internacional dejara su sello de número uno en El Plantío.

La Real sólo pisó de verdad el acelerador al principio y luego, cuando veía que hacía falta estirarse para evitar un posible aunque remoto peligro de su rival. Gajate, en la defensa y todo el centro del campo, y López Ufarte y Satrústegui fueron, lógicamente, elementos más que suficientes como para lograr que el equipo cuajara una buena actuación, llena de serenidad y equilibrio, con aires de campeón.

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