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Guzmán, protagonista del Atlético-Burgos

Si algún día Guzmán le consolida como titular en el Atlético de Madrid y la afición no sólo tolera su presencia, sino que la aplaude, tendrá que guardar eterno agradecimiento a Luis Aragonés, el hombre capaz de mantenerle en juego a pesar de las protestas de un amplio sector del público. Guzmán, a falta de otros incentivos, fue el protagonista del Atlético- Burgos, partido que no podrá pasar a la historia porque ni siquiera fue malo de solemnidad. Se quedó en una mediocridad tal que dentro de una semana nadie podrá recordar más detalles del encuentro que los gritos a Guzmán.El Atlético jugó el domingo a la altura de sus decepcionantes actuaciones de principios de temporada, pero la fortuna le acompañó en una de las cuatro ocasiones de gol que tuvo, y pudo anotarse el triunfo. A los jugadores rojiblancos les pesa todavía el ambiente de decepción y, en ocasiones, les convierte en una especie de principiantes sin demasiado porvenir.

El Atlético se colocó bien en el terreno de juego y exhibió potables ideas, pero las estropeó casi todas a causa de las constantes entregas al adversario. Incluso un hombre con la calidad de Dirceu falló el pase constantemente durante toda la primera mitad. Dirceu, que actúa en plan stajanovista, que no se ha investido del papel de estrella, cortó, como siempre, numerosas acciones burgalesas y, sin embargo, no les sacó partido, porque careció del temple necesario para enviar el balón al compañero en condiciones óptimas.

En el primer tiempo, el veterano Navarro dio toda una lección de cómo debe colocarse en el campo un centrocampista. Siempre estuvo en el lugar por el que había de fraguarse el contragolpe atlético, y tuvo intuición y fuerza suficientes para achicar balones y apoyar las acciones ofensivas de Báez, que en la primera media hora amenazó con estropearle la tarde al equipo local.

El primer susto de la tarde lo proporcionó Marcos, al lanzar un libre directo, con el que se lució Maté. No obstante, hasta el minuto veinte disparó más al marco el Burgos. El despertar del Atlélico se produjo en dos ocasiones, en las que Rubén Cano no acertó a finalizar con gol las jugadas. El gol del triunfo atlético estuvo precedido de una serie de fallos en los pases de unos y otros, y, felizmente para los locales, Sierra ,acertó a colgar sobre el área la pelota, para que Rubén recuperara su fortuna frente al portero.

El segundo período, con un Burgos que cedió territorialmente y que se encontró a sus más hábiles delanteros mejor marcados, el Atlético no supo sacar más provecho a sus acciones y en los minutos finales llegó a rondar la sombra del empate, gracias a una mayor decisión por parte del Burgos, que sacó a dos hombres de refresco, que dieron más agresividad al conjunto. Guzmán, pese a las protestas, fue en el cuarto de hora final el hombre que lo intentó todo. Su buena voluntad quedó en frustración, por sus precipitados tiros a puerta.

El Atlético estuvo falto de reposo en muchos momentos. Las prisas por el gol provocaron los fallos más sensibles. Las correrías de Pereira fueron, como casi siempre, innecesarias.

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