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Comienza hoy la edicion 48 del Rallye de Montecarlo

El Rallye de Montecarlo, en su edición 48.ª, comienza hoy. Desde varios puntos del mundo, más de 250 coches, con dos pilotos a bordo, inician una gran aventura deportiva. Tras siete días casi ininterrumpidos de carrera, en los que deben recorrer más de 4.000 kilómetros, los participantes llegarán a la meta de Montecarlo el próximo viernes. El poder llegar a la meta final es casi una hazaña, aunque los aficionados de todo el mundo sólo se fijarán en el vencedor.

El Rallye de Montecarlo comenzó a disputarse en 1911. El objetivo del mismo, para sus organizadores, era potenciar turísticamente la decaída Costa Azul durante el invierno. En aquella época, los automóviles eran aún raros y sólo al alcance de algunos privilegiados y algo chiflados. Pero, para el gran público, eran motivo suficiente de atracción, al tiempo que entre aquellos millonarios participantes siempre se movía una especie de corte seguidora que, al final, dejaría una buena cantidad de dinero en hoteles, restaurantes y casinos, que era lo que se pretendía.El extraño reglamento deportivo de entonces, que fue origen de muchísimas polémicas y reclamaciones, premiaba a los que llegaban a la capital monegasca en función de la distancia que habían recorrido -se podía salir desde cualquier punto del mundo con el solo requisito de que el automóvil club local certificase el lugar y la fecha de la salida-; el número de personas transportadas en el coche y el confort ofrecido a las mismas a lo largo del largo itinerario -hay que tener en cuenta la escasa red de carreteras y el pobre estado de las mismas, normalmente frecuentadas por caballerías-; el estado del chasis al finalizar la carrera y la elegancia de la carrocería. Porque, para que los participantes no corriesen demasiado y, así, evitar en lo posible los accidentes, la velocidad máxima se limitaba a veinticinco kilómetros por hora.

Con el tiempo, la reglamentación deportiva fue modificada, y el número de participantes aumentó considerablemente. El coche se fue masificando, sobre todo después de la segunda guerra mundial, época en la que el Rallye de Montecarlo resurgió con bastante fuerza.

La edad de oro

Más tarde, en la década de los sesenta. las fábricas de coches se volcaron en esta carrera, que ya había alcanzado gran popularidad. El éxito deportivo obtenido con una victoria en Montecarlo se traducía después en ventas de un determinado modelo, razón por la que los fabricantes no quisieron quedarse al margen. Y, con su participación, el Rallye de Montecarlo alcanzó su época más gloriosa.El comienzo de la década de los setenta sorprendió a esta prueba con bache, que fue profundizándose a medida que la carrera perdía interés para fabricantes y espectadores. Pero la retirada de forma oficial de algunas fábricas hizo que la carrera fuese más abierta, lo que acabó por devolverle el interés.

Este año la cifra de participantes y la presencia entre ellos de los mejores especialistas del mundo brindan un aliciente más. Como gran favorito parte el potente equipo Fiat, que ha contratado incluso al sueco Bjorn Waldegaard, campeón del mundo de rallyes el pasado año y dos veces vencedor del Rallye de Montecarlo, para reforzar aún más su poderoso equipo. Junto a él estarán el alemán Walter Rorhl y el finlandés Marku Alen, además del francés Andruet. Y, en principio, pese a que prácticamente Fiat no contaba con ninguna oposición por parte de otras marcas -y mucho menos con los medios técnicos y económicos desplegados por la casa italiana-, los directores deportivos de la misma habían prohibido al francés Darniche. piloto habitual de Lancia Stratos -vencedor con este coche de la última edición del Montecarlo-, que corriese con este coche. Pese a que Lancia es una marca filial de FIAT, la fábrica italiana no quería que nadie, ni sus propias filiales, fuesen un obstáculo para conseguir una victoria que esperan desde hace mucho tiempo y que nunca han conseguido.

Sin embargo, la presencia a última hora del finlandés Hannu Mikkola, probablemente el mejor especialista del momento, al volante de un Porsche -aunque privado- ha hecho cambiar de opinión a los directores deportivos de Fiat. El miedo a perder una victoria pese al fortísimo desembolso económico ha obligado a variar la estrategia y permitir que Darniche vuelva a su Lancia Stratos y, con él, trate de enfrentarse e impedir un posible triunfo de Míkkola.

Si alguno de los muchísimos incidentes que pueden producirse en una carrera tan larga, y en la que la climatología -nieve e hielo en gran parte de los 4.000 kilómetros- interviene tan directamente, truncasen la carrera de Mikkola y su Porsche, el grueso del potente equipo Fiat estaría preparado para la victoria, para la que ya no sería un obstáculo ni siquiera la presencia del Lancia Stratos de Darniche, que muy bien podría ser retrasado para seguir una táctica de equipo.

Mikkola y Darniche, favoritos

Entre Mikkola -pese a correr con un coche y una escudería particulares- y Darniche debe centrarse la lucha por el triunfo, aunque el equipo Fiat puede muy bien tomar parte en la misma. El resto de los participantes no deben tener prácticamente opción, pese a que esa cambiante climatología en los Alpes puede producir sorpresas inesperadas.Por parte española, sólo el catalán Servía, en esta ocasión sobre un Ford Fiesta 1.600, puede aspirar a terminar la carrera, lo que ya sería un buen resultado. El que, además, logre hacerlo mezclado en los puestos de honor está lejos del alcance de sus medios técnicos y económicos. En una carrera de las características del Rallye de Montecarlo -en la que las asistencias técnicas juegan un papel casi decisivo-, acudir con el único apoyo de unos cuantos amigos, llenos de ilusión, pero escasos de recursos, impide absolutamente el acceso a los puestos de honor. Como anécdota de este año figura el que el piloto español Antonio Zanini, el mejor especialista sin duda del país, actuará como ouvrer del finlandés Mikkola, reconociendo el estado de los tramos de velocidad minutos antes de que pase éste. Así, Zanini podrá contactar con los mejores equipos de cara a su incierta temporada actual.

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