Los cazadores modestos abogan por una nueva ley
La temporada de caza ya está prácticamente vencida, aunque todavía resta un mes para que se establezca la veda con carácter general. A estas alturas, muchos son los cazadores que guardaron las escopetas porque apenas hay piezas en el escaso terreno libre que aún queda en España. Una de las soluciones que plantean es una nueva ley de Caza.
Carlos Delgado, ex presidente de la Real Asociación de Cazadores y Pescadores de Madrid, tiene unos criterios que son compartidos por el 80% de los cazadores y postula la elaboración de un anteproyecto de una nueva ley de Caza «para impedir que los españoles continuemos pagando esa cantidad fabulosa de millones de pesetas que nos cuesta el que unos cuantos grupitos de privilegiados sigan solazándose en sus cacerías».El año pasado, Carlos Delgado dirigió una carta al ministro de Agricultura en la que resaltaba que los cazadores tenían unos derechos seculares que les fueron arrebatados con la ley de Caza para donárselos a los terratenientes. Consecuencia de esto fue que la inmensa mayoría de los cazadores de condición modesta no tienen sitio donde poder cazar. Añade que «los resultados obtenidos hasta hoy por esta ley están a la vista: ha puesto puertas al campo, ha reducido el número y la calidad de la población venatoria, ha encarecido la caza y ha incrementado el señoritismo, en vez de fomentar el sano deporte».
La ley de Caza ha resultado polémica desde su promulgación. Hay quien desde estamentos oficiales la defiende -como ya se expuso en EL PAIS con palabras de Rafael Notario- y quien la ataca como Carlos Delgado: «Todavía no he podido encontrar ninguna virtud a la ley; defectos, uno solo que favorece a una minoría de privilegiados, mientras que olvida a los 800.000 cazadores que ahora no pueden cazar.» La solución que propone al problema de la caza es: no autorizar ningún coto con una superficie inferior a quinientas hectáreas bajo una sola linde y de un solo propietario, considerar como terreno controlado a efectos de caza todo el territorio no acotado o vedado por los particulares, transformar los actuales cotos sociales en reservas de caza con la exclusiva función de lograr piezas de repoblación para los terrenos controlados y repoblar los terrenos estatales y montes públicos, prohibiendo el arrendamiento de la caza en ellos. Además habría que contar con un estamento que planifique y organice para que el dinero de los cazadores se invierta en la defensa, conservación y fomento de la caza. Y es que cuando se acota un terreno no basta con poner unas tablillas, es necesario que en ese acotado se cumplan de manera efectiva los condicionamientos reales que exige la caza para su incremento: guardería eficaz, exterminio de alimañas, premio a la protección de especies, repoblación inteligente y ordenación técnica y racional de su aprovechamiento.
Para Carlos Delgado, el problema de la caza resulta desesperante, porque si existe es por el egoísmo de unos pocos y por la incapacidad de todos: «España es el país europeo más favorecido en cuanto a suelo, fauna y flora se refiere; disponemos de inmensas serranías aptas sólo para las cabras y las especies cinegéticas, y gracias a la variedad de climas casi todas las especies encuentran un lugar propicio; terreno hay suficiente, pero en unas zonas falta la caza y en otras escasea porque no existe una adntinistración eficaz.»
Repoblación en Albacete
El embalse de El Talave, en Albacete, perdió recientemente su caudal de agua y murieron 500.000 kilos de peces. Ahora se va a repoblar con truchas y carpa royal, y en unos tres años se espera que recupere la riqueza piscícola, según informa la agencia Europa Press. Desde ahora se fijarán en El Talave limitaciones de días de pesca y captura de peces.
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