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Reportaje:

Con Dirceu, la Liga empieza "ahorita" para el Atlético

La expulsión de Rubén Ratón Ayala del Atlético de Madrid ha abierto en el club rojiblanco las puertas para que en el equipo juegue otro extranjero, el brasileño José Dirceu, que ayer llegó a la capital de España dispuesto a debutar cuanto antes. Luis Aragonés, el entrenador atlético, lo reservará seguramente para jugar su primer partido contra el Barcelona en el Manzanares. Dirceu ha costado, según unos, cuarenta millones de pesetas, aunque, de acuerdo con otras cifras, el club español ha debido pagar cerca de setenta millones por el traspaso del delantero.

«Cuando intentaba entrar en el área, yo daba balones y me devolvían sandías. En el Atlético será diferente.» Deportivamente, el paso de Dirceu por el fútbol mexicano ha supuesto un retroceso en su carrera. El jugador brasileño -veintisiete años, pelo rubio, ensortijado, de figura menuda- llegó ayer, a primeras horas de la mañana, a Madrid. Su primera frase explica convenientemente las razones deportivas por las que deseaba abandonar México. «En España volveré a recobrar proyección mundial y prestigio. También podré jugar con la selección de mi país.» Unos cuarenta millones de pesetas asegura el Atlético que le ha costado el jugador.El Atlético ya tiene su crack, el extranjero que a principios de temporada no pudo contratar -se lo impedía Rubén Ayala-, y que ahora ha buscado y hallado, según costumbre, en tierras americanas. De la lista de jugadores que el equipo madrileño tanteó -Allofs, Rummenige, Van de Kerkof y Dirceu-, el brasileño, que actuaba en el América de México, era el más asequible económicamente. Según Salvador Santos, vicepresidente rojiblanco, que cerró en México la operación, el fichaje va a costar «alrededor de 500.000 dólares»; es decir, unos cuarenta millones de pesetas. Setenta millones, afirman desde México. Es la eterna ley del que compra y del que vende. Dirceu firmó ya su contrato, en México, por tres temporadas. Cinco, seis y siete millones por cada una de ellas es lo que cobrará, sólo como ficha, y al margen de sueldos y primas, siempre según fuentes rojiblancas.

Luis Pereira estuvo en el aeropuerto aguardando la llegada de su compatriota. «A estas horas», comentó, «con el madrugón que me he pegado, ya dejo de ser amigo suyo. » Pereira no pierde su sonrisa, ni siquiera cuando mira la clasificación del Atlético. El optimismo parece ser nota dominante en los jugadores brasileños. Dirceu no es la excepción. «La Liga empezó ahorita, el Atlético puede ser todavía campeón. Vamos a pelear, porque en el equipo hay grandes jugadores, a los que conozco bien: Rubén Cano, Leal, Marcial. En el fútbol quien no tiene optimismo está muerto.»

Camino de ello iba la cotización, de Dirceu tras su excelente actuación en el Mundial de Argentina, donde desplazó de la titularidad al monstruo Rivelino. Claudio Coutinho, seleccionador brasileño, recurrió a él y Dirceu respondió. Se convirtió en el armador del juego brasileño y llegó a marcar tres goles, dos de ellos en lanzamientos de falta desde fuera del área, especialidad que domina a la perfección, siempre con su pierna buena, la izquierda. Su trayectoria futbolística comenzó en el Curitiba, siguió en el Botafogo, Fluminense, Vasco de Gama y, finalmente, América, de México. La altitud mexicana -unos 2.300 metros-, a la que no han llegado a adaptarse tampoco su mujer y su hijo, ha sido causa fundamental en la decisión de Dirceu para no cumplir el año y medio de contrato que aún le quedaba con el América. Eso y el hecho de que a nivel deportivo no encontró la calidad precisa en el fútbol mexicano para mantener una línea ascendente en su carrera.

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