Los titiriteros
En relación con el artículo publicado en EL PAIS, el día 12 de agosto de 1979, titulado El titiritero, una profesión que no se toma en serio, como miembros de la Unión Profesional de Marionetistas, creemos necesario hacer las siguientes consideraciones:Respecto a la afirmación que se hace de que las compañías de títeres suelen ser familiares y de pocos miembros, hemos de afirmar que si esto ocurre es debido a la precaria situación económica en que se encuentra el títere.
Quisiéramos tomar en consideración, también, una afirmación que hace don Francisco Porras, en la que dice: « La mitad de las compañías que circulan por Madrid son argentinas», quisiéramos desmentir esa afirmación, ya que de las treinta compañías que funcionan en Madrid, sólo cuatro son argentinas. Afirma el señor Porras más adelante (refiriéndose a las compañías argentinas), que «la mayoría se meten en esta profesión sin tener ni idea y obligadas por la falta de trabajo, o porque les parece que van a conseguir fácilmente dinero», cuando la verdad es que de los cuatro grupos argentinos, dos de ellos (Los Duentes y La Gaviota), llevan ejerciendo la profesión desde hace catorce años en Buenos Aires y Córdoba, y uño de sus componentes fue el presidente de la Unión Internacional de Marionetistas (Unima), en Argentina, otro de ellos (Los Títeres de Horacio) llevan seis años trabajando en España; cuando el señor Porras se refiere a que estos señores representan el antiarte porque llevan sus espectáculos grabados, hemos de decir que en Bucarest (Rumania), el Teatrul Tandarica (del Teatro Central de Muñecos de Bucarest), considerado, junto con el de Moscú, como uno de los mejores teatros de Marionetas del mundo, lleva el espectáculo grabado. Peralta, uno de los mejores marionetistas españoles (representantes de varios festivales internacionales por España, junto con compañías rusas y rumanas), lleva su espectáculo grabado (y nada menos que música de Mozart y Manuel de Falla).
El señor Porras dice a continuación que los precios de los espectáculos argentinos son exorbitantes; habría que reflexionar sobre las 150.000 pesetas que cobra don Manuel de la Rosa con un espectáculo grabado, cuando los precios de otros espectáculos, muchas veces de mejor calidad, son mucho más inferiores. Hemos de decir también que los precios que señala EL PAIS respecto a lo que cobran las compañías que suscriben el artículo no son, en absoluto, reales, ya que algún miembro de los que, se menciona en el artículo ha cobrado por su espectáculona suma realmente vergonzosa. Cuando se menciona al personaje «Pirulo», «el que siempre maneja la estaca y reparte golpes a los malos», cuyo creador ha sido den Francisco Porras, hemos de decir que ese tal Pirulo es un personaje de lo más degradante y reaccionario que existe, y no encaja en absoluto con las nuevas corrientes pedagógicas que con respecto al teatro infantil existen (lo cual contradice la opinión que se da en el artículo de que los titiriteros «creen que el teatro de marionetas tiene una clara orientación pedagógica».
Miembros de la Unión Profesional de Marionetistas (Uproma), y de grupos titiriteros
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