A 71 muertos y 106 heridos eleva el número de víctimas del incendio del hotel de Zaragoza
Setenta y un muertos, 106 heridos y algunos desaparecidos es el balance provisional del incendio registrado ayer en el hotel de cinco estrellas Corona de Aragón, de Zaragoza, según la información oficial que se disponía al cierre de esta edición. El fuego comenzó alrededor de las ocho de la mañana, al incendiarse el aceite de la máquina freidora de churros que preparaba los desayunos de los clientes, que mayoritariamente estaban durmiendo. El humo y las llamas se propagaron rápidamente por los conductos de la refrigeración y alcanzaron rápidamente las diez plantas del edificio.
Los 170 extintores distribuidos por los pasillos y las señales de alarma no funcionaron en ningún momento. La viuda de Franco, los marqueses de Villaverde y algunos de sus hijos, que estaban alojados en el establecimiento, pensaban acudir a la entrega de despachos de la Academia General Militar, en la que Cristóbal Martínez Bordiú adquiriría el grado de alférez del Ejército.El fuego se propagó por todo el edificio las moquetas y paneles de madera llevaban las llamas a todo el inmueble. Las escenas de terror y pánico fueron frecuentes. Buen número de personas se arrojaban al vacío sin esperar ayuda. «No se arrojen por las ventanas. Acudiremos en su ayuda porque van a una muerte segura», advertían inútilmente los bomberos con la ayuda de un megáfono. También ocurrieron escenas de intenso dramatismo: una pareja trató de salvar a su hija arrojándola contra la lona de los bomberos; la niña cayó fuera y resultó muerta en el acto.
La magnitud del suceso concentró en el lugar a un importante dispositivo de servicios de extinción de incendios y fuerzas de seguridad. Al filo del mediodía el siniestro estaba sofocado. Un retén de bomberos vigilaba los rescoldos para evitar que las llamas pudieran reavivarse.
Veinte minutos tardó en llegar el primer coche contra incendios desde que se alertó del fuego, pese a que el parque del servicio se encuentra a poca distancia del hotel. Una escalera mecánica, recién adquirida por el Ayuntamiento y no inaugurada todavía oficialmente, alcanzaba sólo hasta la planta novena, aunque pudo colocarse una manual para llegar a la última planta.
Los servicios de la base de utilización conjunta hispano-norteamericana prestaron una ayuda eficaz. «Gracias a los equipos de la base conjunta se ha conseguido algo», señalaron varios testigos, «porque mientras los bomberos no tenían más que valor, de la base llegaban con trajes de amianto, helicópteros y cestas de salvamento ».
Los supervivientes, en la mayoría de los casos, son las personas que guardaron mayor serenidad y aplomo.
No obstante, el testimonio más escalofriante de un superviviente pertenece a un hombre de mediana edad, que no ha revelado su identidad. Había perdido a su segunda esposa en el incendio, exactamente un año y un día después que perdiera a su primera mujer en la tragedia del camping de Los Alfaques.
Los heridos fueron atendidos, fundamentalmente, en el Hospital Clínico, residencia de la Seguridad Social y Hospital Provincial. Los cadáveres fueron trasladados, por orden judicial, al Instituto Anatómico Forense para proceder a su identificación y después trasladarlos al centro Torrero -de reciente inauguración-, dotado de instalaciones frigoríficas. La mayoría de los fallecimientos fueron por asfixia y traumatismo al lanzarse al vacío.
Los ministros de Comercio y Turismo y Sanidad y Seguridad Social se trasladaron, a primeras horas de la tarde, a Zaragoza para evaluar de cerca las circunstancias del suceso. Los Reyes y el presidente del Gobierno han transmitido al gobernador civil de la provincia su pésame por las víctimas. Doña Sofía, a última hora de la tarde, visitó a la viuda de Franco en su domicilio de Madrid, donde había sido trasladada desde Zaragoza.
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