La cultura

Con Franco vivíamos más tranquilos. El analfabetismo (incluso el franquista) es o era una edad de oro, un, Siglo de Oro al revés en que, como nadie sabía nada, todos éramos el clásico de uno mismo.Ahora, con la libertad, la democracia y el librecambismo preautonómico, uno (o sea yo), que sólo tangencialmente tiene algo que ver con la cultura (siquiera porque las editoriales me envían folletos puntualmente), se ve obligado a sortear todos los días una asociación madrepórica y coralífera de reuniones culturales, mesas redondas, simposios intelectivos, congresos y mares de los Sargazos inteligentísimos.

Un mal rollo.

En pocos meses he tenido que rehuir batalla contra tres molinos o gigantes culturales de quijotesca grandeza: la cosa canaria, la cosa burgalesa o burguesa y la cosa socialista. Lo de Canarias lo hablé con Cela por teléfono:

-Va a ser una romería de latinochés.

-Y encima habrá que llamarles latinoamericanos -me dijo Camilo.

-Eso. Si son latinoamericanos, que escriban en Latín.

Decidimos no ir y luego resultó, no un evento de boquitas pintadas, sino una asonada de los comuneros guanches contra la cultura goda. El godo que llevo dentro decidió tomar la adarga y escribir algo, pero me miro dentro y resulta que lo que llevo es un tercio materno de judeocastellano, un tercio ario (como toda Castilla) que me mantenía rubito de pequeño, para encanto y besuqueo de las visitas, y, finalmente, un tercio paterno de vasco pelotari, euzkadi y versolari, que es el que me ha dado la estatura. Un Atano II va diluido en mis sangres. O sea que quieto el godo.

Lo de Burgos lo hablé con Pepín Vidal Beneyto:

-Que te mando documentación en inglés y un libro y un coche con chófer y te vienes.

Amo Burgos, pero en agosto se pone bajo cero (en invierno ni siquiera existe más que en la fantasía de los cidianos), y tampoco he ido. Parece que Vázquez Montalbán denunció el dirigismo capitalista de la cultura y José Miguel Ullán el posible dirigismo político/burocrático/politburó de la cultura. Dos grandes ingenios en lid, corroborándose a sí mismos. Les leo y admiro mejor desde Madrid, con cuarenta grados.

Decidir tampoco se ha decidido nada, en Burgos, y todo esto me recuerda un dibujo de Máximo (ayer me ha escrito y un día publicaré sus cartas prepóstumas para que se sepa lo que es una inteligencia no contaminada ni rarificada por congresos de inteligentes). El dibujo de Máximo se refería a un congreso franquista de escritores montado en San Sebastián por Fraga, imagino. Salen dos intelectuales del Palacio /Ayuntamiento/ Congreso de Donostia:

-Hemos decidido que cada cual escriba como le dé la gana.

¿Y qué otra cosa se puede acordar en un congreso de pensadores sino que cada uno piense libremente? Fina finta la de Máximo a la militarización franquista de la cultura.

El tercer y por ahora último molino sanchoquijotesco cuyas aspas me han amenazado de cerca, ha sido el congreso cultural del PSOE. Diré que en este jaleo de molinos culturales, el intelectual que entra como Don Quijote, sale como Sancho Panza en otro episodio del libro: manteado.

Les dije que iría, pero no fui. Parece que los infrarrojos tampoco han llegado a nada, salvo que María Asquerino, Diego Galán, Pilar Miró, Pepe Martín y otros chelis se fueron luego a casa de Diego a hablar en serio de cultura. Mi muy admirado Castellet creo que habló del desencanto/encanto cultural del posfranquismo y la democracia o lo que sea. Vicente Gracia me hace una entrevista sobre cultura y democracia. Le digo que Franco había muerto mucho antes de morir, en cuanto que había ya dos generaciones jóvenes que le ignoraban. La pujanza cultural no es cosa de congresos, sino de grandes creadores individuales, que nacen cuando quieren. Hasta con/crontra Franco.