Deterioro/1
La actual programación de Televisión Española no responde, ni por su calidad ni por su composición, a las necesidades y aspiraciones de, un pueblo que, no podemos olvidar, depende casi exclusivamente de las pautas de comportamiento que se ofrecen a través de este medio audiovisual.» Estos conceptos, expresados por más de sesenta programadores de Televisión Española en una carta sin respuesta al ex director de televisión Miguel Martín, carta que fue enviada más tarde al director general de RTVE, Fernando Arias Salgado, no parecen coincidir con lo que Miguel Martín considera su mayor éxito cuando estuvo al frente de Televisión Española. «Creo que mi mayor éxito», dice el ex director de televisión en un periódico matutino de Madrid, «se resume en el contenido de una carta de adhesión que he recibido, firmada por catorce profesionales, entre los que se encuentran el subdirector y los subdirectores adjuntos.» «Has conseguido», le dicen los presuntos firmantes, «que los profesionales de nuestra casa hayan sido quienes realmente dirijan, con tu superior conducción, las diferentes áreas de TVE.»El grupo de programación de TVE hizo llegar a Miguel Martín por medio del comité de empresa el citado documento, que comenzaba así: «La imagen pública de TVE ha sufrido un deterioro tan grave ante la opinión pública que, a juicio de muchos, puede afectar incluso a la supervivencia del organismo como servicio público a medio plazo. » La crítica especializada -decían los programadores- no se limita a criticar los espacios concretos que se emiten, sino que cuestiona toda una filosofía global de la programación, e incluso los métodos de trabajo de TVE. En la opinión pública existe el sentimiento generalizado de que TVE no está a la altura de las exigencias populares. La situación es preocupante porque el deterioro de esta imagen pública no obedece a campañas infundadas, sino que tiene bases sólidas en que asentarse.
Los programadores explicaban las graves deficiencias estructurales y coyunturales que aquejan a TVE. Deficiencias de organización interna, cambios constantes de organigrama, tanto en lo que afecta a las personas como a las responsabilidades de los distintos cargos que se suceden. Los programadores denuncian también la inexistencia de una reglamentación interna y de un desarrollo de la ordenanza laboral, la creciente complicación burocrática de la empresa que sobrecarga de trabajo a los profesionales no administrativos, ausencia de planificación y la acumulación exagerada de poderes y capacidad de decisión en unas pocas personas que dificultan un análisis serio de los proyectos, y provocan el alejamiento de un importante número de profesionales de las tareas que, en teoría, les competen.
Como consecuencia de todo lo expuesto -añaden los programadores-, la ilusión por un trabajo realmente creativo y socialmente remunerador es inexistente y la moral de trabajo en nuestra televisión ha descendido a la más.baja cota que realmente hayamos conocido.
Con relación al ámbito de la programación, los firmantes de la carta creen que la situación es particularmente grave, ya que la actual programación de TVE se hace para rellenar huecos. «La falta de planificación en la producción, la programación y la emisión ha alcanzado unos caracteres tales que impiden a veces saber la programacíón de una semana. Por otra parte, las diferencias entre los programas emitidos y los anunciados por la propia Televisión son substanciales.»
A pesar de estas acusaciones, el «ex». Miguel Martín dice que es una estupidez la noticia de que el director general de RTVE, Fernando Arias Salgado, le advirtiera severamente por el deterioro de la programación, gestión y gobierno de Televisión. «Nada hay menos cierto. Hemos trabajado juntos, perfectamente compenetrados y aglutinando un gran equipo de profesionales.» Opiniones diversas, encontradas, diríamos.
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