"España tiene perspectivas muy optimistas de poseer uranio"
Richard Schlecht, 59 años, presidente de Chevron Resources, empresa subsidaria de la Standar de California, una de las principales empresas mundiales de investigación y explotación de fuentes energéticas distintas al petróleo. En nombre de su empresa, el señor Schlecht firmó ayer en Madrid el primer consorcio internacional creado en España para la exploración y explotación del uranio. En esta entrevista explica los términos de este acuerdo y opina sobre el futuro de la energía atómica.Pregunta. ¿En qué consiste, concretamente, el acuerdo firmado?
Respuesta. Tengo que matizar, primero, que el acuerdo contempla dos fases diferenciadas. La primera es la exploración e investigación de posibles yacimientos de uranio, que nos obliga a un desembolso íntegro a nosotros del 80% de la inversión, junto al 20% del banco, y la segunda es la explotación, en el caso de que encontremos material radiactivo en proporciones suficientes para su aprovechamiento. En este segundo caso, la explotación pasaría a manos de la Empresa Nacional del Uranio, en un 40%, que nos devolvería a nosotros la parte correspondiente a la inversión inicial. Seguiríamos nosotros, con un 40%, y con un 20% la promotora del banco.
P. ¿Qué perspectivas de éxito existen en la empresa?
R. Hemos designado por mutuo acuerdo una extensión de sólo el 3% del territorio español que, potencialmente, es susceptible de poseer reservas de uranio. Esta zona, que envuelve en su totalidad una extensión de 8.800 kilómetros, está concentrada en la zona de Vich, entre Barcelona y Gerona, en una superficie de 5.400 kilómetros cuadrados, y otra de 3.400 kilómetros, en la comarca de Villanueva en la provincia de Cáceres.
Pese a las limitaciones lógicas de espacio, estamos muy optimistas sobre las posibilidades de éxito. En el feliz caso de que así ocurra, todo el uranio será para exclusivo consumo interno de España.
P. Esta operación, y la que se firmará con la Exxon, ha recibido cierta oposición del Grupo Socialista en el Parlamento. ¿Cree usted que la búsqueda de uranio en España se verá afectada por esta oposición política a dejar en manos multinacionales la exploración de los recursos energéticos nacionales?
R. Yo creo que en este tema hay que considerar varios factores. En primer lugar, tenemos el hecho de que nosotros podemos aportar el conocimiento considerable y la experiencia que poseemos en el desarrollo y exploración de fuentes energéticas. En segundo lugar, en la primera fase somos nosotros los que aportamos, junto al Banco de Bilbao, la totalidad de la financiación y, por tanto, el riesgo está de nuestra parte.
En tercer lugar, la energía nuclear debe desempeñar un papel importante a la hora de hacer frente a las necesidades energéticas de este país. No se puede retrasar la solución a este problema ni aquí ni en otras naciones. Hay que hacer frente al problema en muchas direcciones simultáneamente. Y lo que es más importante: nosotros ya hemos encontrado uranio en otros lugares del mundo y podemos aportar, incluso en caso negativo, la experiencia. Si no hay uranio habremos resuelto el interrogante y habremos, al menos, aportado datos sobre otras fuentes minerales.
Pero, para comenzar, estamos optimistas y creemos que España puede ser una fuente importante de recursos radiactivos y esperamos que la oposición de algunos grupos políticos no afecte el normal desarrollo de los planes españoles para resolver el problema energético. Y, como decía, todo esto se habrá hecho sin ningún costo para el Gobierno español. Estamos aquí para asistir a todos aquellos grupos que lo soliciten y no para oponernos a ellos.
P. El accidente de Harrisburg ha espoleado una creciente oposición al uso industrial de la energía atómica. ¿Hasta qué punto esta campaña antinuclear puede condicionar el futuro de la energía atómica en Occidente?
R. A corto plazo, no hay duda alguna de que este movimiento influirá decisivamente en el futuro industrial del átomo. Será mucho más difícil ahora construir plantas nucleares. Pero, a largo plazo, tampoco hay dudas de que tiene que haber un lugar para el desarrollo de la energía nuclear y llegará el día en que todo el mundo estará de acuerdo en ello. Hoy, en mi opinión, es tan sólo una minoría la que se opone a la energía atómica, aunque también es cierto que es capaz de hacer más lento todo el proceso.
P. El primer accidente atómico tendrá también un impacto sobre las próximas generaciones de reactores, como el rápido...
R. En Estados Unidos, al menos, el reactor rápido es tan sólo imaginable en diez o quince años. Indudablemente, el accidente tendrá aquí también repercusiones importantes.
P. En Estados Unidos han existido denuncias concretas sobre la eventual formación de carteles atómicos en líneas muy similares a lo que es la OPEP en el sector petrolífero. ¿Usted cree que nos espera un futuro similar en la energía atómica?
R. Puede ocurrir eso que dice y, de hecho, se han denunciado intentos de ello. Nosotros, como compañía interesada en dicho mercado, no hemos participado bajo ninguna instancia. Como se sabe, el mercado del uranio está en manos hoy de Canadá, Australia y Suráfrica. Pero muchos de sus recursos están todavía sin desarrollar, y no cabe duda de que es muy aventurado decir que pasará hasta que exista un mercado amplio del uranio. Mientras tanto, yo creo que el mercado del uranio será ordenado y no habrá excesivas presiones para mantener precios cada vez más altos. En este sentido, creo que un mercado ordenado es la mejor opción que nos queda.
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