Albadalejo y Fernández Cerrá intentaron agredir al presidente del Patronato de la Merced
Francisco Albadalejo y José Fernández Cerrá, dos de los cuatro implicados en la matanza de Atocha, actualmente en la prisión de Ciudad Real, insultaron e intentaron agredir al presidente del Patronato de la Merced, el senador socialista Rogelio Borrás, durante la visita de éste a la prisión, en febrero del año pasado. Según ha declarado a EL PAIS el señor Borrás, el comportamiento de los cuatro presuntos terroristas no es tan bueno como cabría desear.El incidente en cuestión se produjo un domingo en que el señor Borrás había acudido a visitar a unos presos que acababan de ser trasladados a Ciudad Real. Durante esta visita, Francisco Albadalejo se dirigió a él en tono insultante, pero el señor Borrás logró superar la situación. Entonces se acercó Fernández Cerrá, quien le zarandeó, le insultó -llamándole, entre otras cosas, fascista- y le amenazó para que se marchase.
El presidente del Patronato de la Merced consiguió salir de la situación gracias a la ayuda de otros reclusos, conocidos suyos. A raíz del incidente, el señor Borrás presentó su dimisión ante el entonces director general de Instituciones Penitenciarias, Jesús Haddad -que poco después fue asesinado-, pero no le fue aceptada. El señor Haddad, sin embargo, envió un telegrama a la prisión advirtiendo que se tomarían duras medidas si se repetía un hecho de tal tipo. Al poco tiempo, dos de los encartados en el caso Atocha fueron encargados del economato de los presos de Ciudad Real.
Albadalejo, Cerrá, Lerdo de Tejada y Juliá están en la prisión junto con los presos comunes, entre los que suelen. hacer proselitismo para su causa, según el señor Borrás. «Yo creo en la reinserción social del delincuente -declaró a EL PAIS el señor Borrás- y la presencia de estos individuos en Ciudad Real es nociva para ello.»
Los cuatro presuntos terroristas viven en la cárcel de forma desenfadada y suelen manejar dinero con generosidad, invitando a los demás reclusos con él. El 24 de enero del año pasado, en el aniversario de la matanza de Atocha, en la prisión se celebró una auténtica juerga a base de bebidas y langostinos, todo pagado por los cuatro presuntos terroristas. Nadie comió el rancho.
«Supongo que en vista del éxito de la fuga no les darán más permisos -agregó el señor Borrás-. Yo estoy contra todo tipo de terrorismo, pero ante lo ocurrido hay que exigir que a todos los acusados de estos delitos se les dé un trato igual, porque los terroristas de extrema derecha no tienen por qué tener preferencia para los permisos de salida. Si los miembros de ETA, por ejemplo. son peligrosos para ciertos sectores. también los ultras son peligrosos.»
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