El policía municipal Bienvenido Romero fue asesinado ayer cuando salía de su domicilio
Bienvenido Romero Montejo, de 56 años, policía municipal, resultó muerto ayer de un disparo en el pecho cuando salía de su domicilio, en el número 7 de la calle de Doña Mencía, cerca del paseo de Extremadura, a las 6.40 de la mañana. Los autores, dos jóvenes sin identificar, uno de los cuales iba armado con una escopeta de cañones recortados, fueron vistos entrar en el portal de la finca por la esposa del fallecido, que intentó avisar a su marido del peligro.«Eran las siete menos veinte, porque era la hora a la que siempre salía. Pensé que iba a ponerme a planchar cuando se fuera, pero antes, como hago todos los días desde hace diecinueve años, me asomé a la ventana para despedirle. Entonces vi a esos dos jóvenes; doblaron la esquina de la calle de Antillón y se metieron en el portal. Uno de ellos llevaba una escopeta debajo de su anorak azul», manifestó a EL PAIS María del Pilar Alcaide, esposa del policía municipal asesinado.
Según la señora Alcaide, «sobre las seis menos diez había escuchado una, detonación en el barrio y le dije a Bienvenido que tuviera mucho cuidado. Después, cuando vi a los dos jóvenes, supe que iban a por mi marido». «Bienve, no salgas, están en el portal», gritó María del Pilar Alcaide, instantes antes de que se escuchara a uno de los jóvenes decir: «Te voy a matar, cabrón.» Después se oyó una fuerte detonación.
«Yo, como todos los días, había oído a Bienvenido salir de su casa y cerrar la puerta. Después, al escuchar el ruido, dije a mi marido que se levantará porque pensé que Bienvenido se había caído, pero cuando bajé lo encontré tirado en el descansillo del primer piso como sentado y con un disparo cerca de la tetilla izquierda», informó Juana Calonge, vecina del quinto piso. Entre ella y la señora Romero trasladaron al piso bajo al policía municipal, que estaba de uniforme. Allí fue cubierto con una manta hasta que llegó la policía.
A pesar de que según comprobó la policía, el señor Romero falleció instantáneamente, se introdujo su cuerpo en un coche Z y se le trasladó a la Residencia Sanitaria 1º de Octubre.
Un parte médico facilitado poco después informaba que, aunque los resultados no eran definitivos, el disparo le había producido un traumatismo torácico abierto, de unos siete centímetros de diámetro, de mayor apertura en línea axilar posterior del hemitórax izquierdo. El parte médico definitivo añadió que se habían intentado, en el momento del ingreso, varias maniobras de reanimación, «que resultaron infructuosas».
Se dieron a la fuga a pie
Según la versión de la señora Alcaide, única persona que logró ver a los autores del homicidio, los jóvenes, después de disparar, se dieron a la fuga a pie, sin intenta llevarse el arma del policía municipal.
Se cree que posteriormente pudieron subir a un automóvil, pero no se tienen datos ciertos sobre las características del mismo. Mientras unos vecinos hablan de un Citroën CX de color blanco, otros informaron que se había visto un Simca 1200 verde, minuto después del atentado, cuyo conductor, al ver a la policía, había hecho una extraña maniobra y se habla dado a la fuga perseguido por un coche policial, que no le pudo alcanzar.
«No había hecho nunca nada malo; era muy buen marido y estábamos muy compenetrados» decía la señora Romero mientras entregaba un uniforme nuevo a dos miembros de la Policía Municipal para vestir el cuerpo después de que se le hiciera la autopsia en el Instituto Anatómico Forense.
El señor Romero cumplió los 56 años el pasado día 6, y llevaba veintisiete en el Cuerpo de la Polícía Municipal.
Además de estar adscrito a la Subinspección de Circulación, por lo que prestaba sus servicios en la Ronda de Segovia, el señor Romero era cometa de la Banda Municipal del Ayuntamiento y cornetín de órdenes de la Policía Municipal.
Tenía dos hijos, Bienvenido, de veintisiete años, casado, y Miguel de veinticuatro años, que padece deficiencia mental y con el que el fallecido se dedicaba a su única distracción: limpiar un Seat 850 de su propiedad. Según manifestó el primero a EL PAIS «no sé si mi padre había recibido alguna amenaza. De eso nunca hablaba conmigo; pregúntele a mi madre». Según la esposa del fallecido, nadie le había llamado para amenazarle. «Si le decía que se cuidara y tenía ese miedo por él es por lo que sucedió con aquel compañero que mataron en Ciudad Lineal y por los otros dos heridos por una bomba frente al Ayuntamiento. Era el mismo miedo que tienen todas las esposas de los policías.»
Preguntadas algunas vecinas sobre si habían escuchado el disparo que, según la señora Alcaide, se había realizado en el barrio una media hora antes del atentado, ninguna dijo haberlo oído. «El primer disparo que escuchamos fue el que mató a Bienvenido y pensamos que se trataba de una explosión de gas.»
«Hoy le ha tocado a un policía municipal y otro día asesinarán a otra persona de cualquier entidad pública», manifestó después del atentado Jesús Albarán, jefe de Orden Público de la Policía Municipal, que añadió: «Estamos todos indignados, es una injusticia que clama al cielo.»
El presidente de la Comisión Permanente de la Policía Municipal, por su parte, pidió al Gobierno «que actúe con la máxima dureza en la represión de hechos como el de hoy y que se tomen todas las medidas precisas para la erradicación del terrorismo». Nada más conocerse la noticia se trasladaron a la Residencia Sanitaria Primero de Octubre el señor Huete, alcalde de Madrid, que manifestó unirse «al dolor que embarga a la familia y que comparte el pueblo de Madrid». Santiago Estrada, delegado de Seguridad y Policía Municipal, y numerosos oficiales y compañeros del fallecido.
Aunque se quería trasladar el cuerpo al cuartel de Conde Duque, sede de la Policía Municipal, después de que se le hiciera la autopsia, a ruegos de la Banda Municipal la capilla ardiente fue colocada en los locales del Escuadrón de Caballería, que se encuentran en la carretera de Castilla, cerca del Puente de los Franceses.
Está previsto que el cadáver del policía municipal muerto sea enterrado hoy, sobre las nueve y media, en el cementerio de la Almudena. Antes, y en la capilla ardiente se celebrará una misa corpore insepulto. La familia ha pedido que nadie politice el entierro y ayer, una vez instalada la capilla ardiente, se pusieron fuertes medidas de seguridad en la zona cercana al edificio del Escuadrón de Caballería, con el fin de que sólo pudieran entrar familiares, autoridades y compañeros.
Habla Rosón
El Gobernador Civil de Madrid, Juan José Rosón, informó ayer por la noche a EL PAIS que «a excepción del caso gravísimo que supone el asesinato de un policía municipal, el resto de los sucesos entran en la dosis normal de lo que, en materia de orden público, ocurre todos los días, cuando los miembros de las fuerzas del orden se enfrentan con la delincuencia común».
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