Comienza una interesante Copa del Mundo de esquí

Este fin de semana dará comienzo la Copa del Mundo 78-79, que en la actual temporada, por falta de nieve, no celebrará su primera etapa en Val d'lsere (Francia), como era tradicional. Los sustanciales cambios introducidos en el calendario, que tienden a favorecer la competición, evitando los especialistas, también han aumentado su interés.

Las pruebas comenzarán en Piancavallo (Italia) para las damas -con un descenso y un slalom-, y en Schladming (Austria), para los hombres -con otro descenso y un gigante-. El calendario, después de los cambios introducidos por la FIS, ha quedado con un total de ocho descensos, ocho slaloms, seis slaloms gigantes y cuatro combinadas para ellas y diez descensos, diez slaloms, diez gigantes, cuatro combinadas y un paralelo para ellos. Ante un calendario tan igual, en el que se impone ser polivalente para conseguir el triunfo, se han levantado voces airadas, como la del entrenador del actual campeón, el sueco Stenmark, que no corre apenas descensos y por ello ha protestado ante la FIS. Stenmark, si quiere tener posibilidades de hacer algo importante, habrá de participar tanto en las pruebas de habilidad, en las que domina, como en las de velocidad.Pero no es solamente participando en todo como puede llegar la victoria final, pues hay que tener muy en cuenta a los equipos que concurren y cuáles son sus «poderes». En las pruebas de las Series Mundiales, celebradas días atrás, se ha podido observar con sorpresa el dominio italiano y también cómo los esquiadores del Este brillan cada vez más en las pruebas alpinas, consiguiendo algunos puestos de honor. Así han destacado especialmente los yugoslavos Krizaj (que ya la temporada pasada dio que hablar) y Boris Strel. Lo mismo ocurre con el búlgaro campeón de Europa de la pasada temporada, Peter Pongagelov, que venció en el slalom de Val Senales (Italia).

En descenso, la lucha va a continuar entre los austríacos Klammer, Walcher y Winsberger, el italiano Plank y el gran estilista de la velocidad que es el suizo Russi. Todo ello sin perder de vista a los canadienses, con Read a la cabeza.

Por otra parte, en slaloms, que deben ser dominados otra vez por Stenmark, los grandes veteranos italianos como Thoeni y Gros se han visto fortalecidos e incluso superados por Mally, Giogi o Bernardi, que quedó segundo en el gigante de Val Senales. El equipo austríaco está igualmente formado por nuevos valores, como Enn y Stock, que junto con los veteranos (aunque jóvenes) Hiddeger y Steiner, forman un conjunto muy interesante, y, finalmente, por parte de Liechtenstein se presenta la escuadra más peligrosa de todas, integrada por los hermanos Frommelt y Andreas Wenzel.

Después habrá que prestar atención a notables individualidades, como Christian Neureuther, de la RFA: los franceses Navillod y Hardy, el helvético Heini Hemmi, el norteamericano Phil Mahre o incluso el español Juanma Fernández Ochoa. Todos son excelentes especialistas en slalom y serios rivales para los grandes equipos, pero no en descenso, por lo que queda así de manifiesto que hay poca polivalencia. El esquí en los últimos años se destacó por la busca y creación de especialistas en algo (Stenmark ha ganado la Copa del Mundo sin participar en ningún descenso). Este año las cosas han cambiado y se va a notar en los resultados de conjunto, que pueden ser imprevistos.

En el campo femenino sí hay más polivalencia. La fabulosa austríaca Anne Marie Proell domina en los descensos y puntúa seriamente en los gigantes. Con sus compañeras Kaserer, Eberle, Soelkner y Totschnig, forma en la actualidad el equipo femenino más fuerte del mundo, únicamente acosado por las francesas, capitaneadas por una esquiadora igualmente polivalente, Fabienne Serrat, y unas excelentes companeras como Pelen, Emonet, Mandrillon o Debernard.

Aparte cabe tener en cuenta a esquiadoras como la suiza Nadig (aunque sólo destaca en descenso y algo en gigante), las alemanas Epple, Zechmeister y Behr, la extraordinaria Anni Wenzel, de Liechtenstein, y la italiana Claudia Giordani.