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Reportaje:

Un observador estudiará el Universo mas allá del tiempo

El viaje ha empezado. El observador que viaja a bordo del cohete espacial despegó el lunes 13 de noviembre de Cabo Cañaveral, Florida, dispuesto a observar cosas que un hombre jamás ha visto.La Astronomía es una vieja afición de los seres humanos. Las personas se sintieron abocadas a contemplar las estrellas y el universo desde hace muchos milenios, pero es el siglo XX, en este como en otros campos, el que abre nuevas e inéditas posibilidades de observación, ahora multiplicadas gracias a la exploración espacial. En nuestros días la Astronomía se hace Astrofísica, es decir, la mera observación de la forma y posición de los cuerpos celestes da paso al conocimiento de la composición y estructura íntima de esos objetos.

Y es precisamente esta nueva Astrofísica la que sorprende al científico y al hombre de la calle con el descubrimiento de nuevos enigmas: los quasares, objetos azules de apariencia estelar que no son exactamente estrellas; los pulsares, estrellas que dirigen su radiación hacia nuestro mundo como si fuesen los faros de un coche que apunta hacia nosotros, y, un misterio entre misterios, los agujeros negros, esos pozos infinitos que parecen ser los agujeros del mundo, lugares del universo donde todo lo que cae desaparece para siempre, sin dejar rastro o emitir radiación alguna, como si hubiese franqueado la frontera entre la materia y la nada, cruzando el límite del principio y el fin del universo.

El "Einstein" empieza su viaje

Todos estos enigmas y otros similares desea resolver el hombre. Y cada vez está más cerca de conseguirlo. Nuestro Observador imaginario ha iniciado su investigación: ha despegado el Einstein, nombre familiar con el que se simplifica el complejo y verdadero nombre de la expedición: High Energy Astronomical Observatory, HEAO 2.El observador que viaja a bordo del Einstein podrá detectar esos signos debilísimos, esas señales altamente expresivas, aunque débiles, de lo que sucede más allá de nuestro mundo. Y de lo que sucedió. Porque una de las tareas a las que nuestro observador silencioso y vigilante va a dedicarse con más ahínco es la de intentar ver más allá del tiempo.

Hechos que sucedieron en nuestro mundo o en otros hace miles de millones de años dejaron, tras su final, la huella de radiaciones viajeras que pueden ser detectadas mucho después del tiempo en el que tuvieron lugar. ¿Quién no desearía volver a ver los rostros, detectar las imágenes y sonidos de los seres que desaparecieron o de aquellos de los que nos habla la historia y que desaparecieron para siempre?

Quizá su desaparición no haya sido tan definitiva para nuestros sentidos. Tal vez el sueño se haga realidad. Todo es un problema» de intensidades de energía. Las debilísimas señales emitidas por aquellos seres durante sucesos que tuvieron lugar en el pasado viajan por el universo debilitándose, pero tal vez no desapareciendo jamás. El Einstein no se dirigirá a la investigación de lo que sucedió en la Tierra, pero sí de lo que sucedió en otras zonas de este universo desconocido y misterioso. «La cámara -ha declarado, entre otros científicos, el investigador Riccardo Giaconni, milanés, creador del proyecto- podrá ver la radiaciones que dejaron objetos que existieron hace miles de millones de años. Eso representa una dimensión en el tiempo tan enorme que abarca el 90% de la vida total del universo.»

«Mirando, a esos objetos podremos verlos regresar en el tiempo -explicó el doctor Harvey Tananbaum, de Búfalo, Nueva York-. De esta manera dispondremos de valiosa información sobre cómo se desarrolló y evolucionó el universo en aquellos lejanos períodos. También es posible que aparezcan objetos que no esperábamos ver.» Según Tananbaum, «podremos descubrir si las galaxias se formaron primero y luego se agruparon, o si el proceso se produjo a la inversa.»

Observatorio a quinientos kilómetros de la Tierra

El observador silencioso se ha instalado en una órbita que dista 464 kilómetros de la Tierra. Desde allí va a transmitir a una computadora del centro astrofísico harvard-smithsoniano de Cambridge todo lo que averigüe.Pero no se trata, como pudiera suponerse, de un gigantesco observatorio poblado por multitud de técnicos, científicos y operarios. Es una estancia no muy grande, en la que un telescopio espacial, que tiene una longitud de siete metros y pesa cerca de cuatro toneladas, va a ser orientado hacía el universo todavía poco conocido.

El proyecto Einstein, cuyo presupuesto es de más de cien millones de dólares, es un paso más hacia nuevas ideas de investigación y estudio de nuestro universo. A mediados de la década de 1980 ya habrá en torno a nuestro planeta gigantescos observatorios, entonces posiblemente poblados, desde los que observadores atentos intentarán entender por qué los pulsares orientan su radiación hacia direcciones concretas o qué hay detrás de esos agujeros negros, en los que, al parecer, dejaron de existir estrellas y altísimas densidades de masa atraen cualquier objeto impidiendo que cualquier forma de radiación escape del agujero. El ser humano va a observar lo que está sucediendo en el universo, más allá de nuestro planeta, allí donde los hechos tienen lugar.

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