_
_
_
_

El Madrid no acertó en el remate

El Madrid consiguió en Vigo lo más difícil, después de haber desaprovechado lo fácil. Empató en los momentos más tensos del encuentro, cuando los ánimos estaban encrespados y el rival crecido, tras haber tenido al Celta al borde de la goleada. El partido tuvo alternativas inesperadas y brindó gran emoción.El Celta salió a por todas ea los primeros minutos. Con un férreo marcaje en el centro del campo, superó las posibles acciones ofensivas del Madrid y disparó sobre la puerta de Míguel Angel a la menor oportunidad, pero con escaso acierto. No en vano, hasta entonces, el equipo vigués llevaba tres goles marcados en ocho partidos. Un rebote dio opción a que consiguiera el cuarto gol en la Liga, y su consecuencia abrió las puertas a una seria reacción madridista.

Cuando el Madrid buscó el empate, el Celta se vio incapaz de frenarle. La lesión de Ademir complicó las cosas, porque el esquema táctico de Laureano Ruiz se fue abajo y los madridistas comenzaron a moverse a placer por todas las parcelas del campo. Un doble fallo de Aguilar, después de una enorme pared de Wolff, a dos minutos del descanso, impidió que la debacle del equipo céltico se confirmase, al quedar sin patrón de juego definido en la zona ancha.

Al reanudarse la segunda parte, el Madrid intentó dar la puntilla. Pirri pasó al centro del campo y Guerini, como extremo izquierda, elevó a cuatro el número de jugadores en punta. El empuje que dio Molowny al equipo se tradujo en cuatro francas ocasiones de gol. En una de ellas el balón, rematado por Santillana, fue repelido por el poste. El gol, se podía decir, era inevitable tarde o temprano. Pirri sin nadie que le cubriera, fue una máquina de convertir juego con aperturas rápidas en las que la defensa contraria quedaba desbordada. Hortas lució, en diversas ocasiones, buenas maneras y valentía en las salidas.

Y el gol llegó, pero marcado por el Celta en una acción de contraataque. Sus jugadores se crecieron, con un Carlos ya más acertado, que hizo olvidar a Ademir, hasta el punto de que comenzaron a actuar con una gran movilidad que llegó a poner en aprietos a la defensa contraria; Miguel Angel evitó el tercer gol a disparo de José, tras aprovechar un despiste de Sanjosé, jugador que no hizo ni una sola falta en todo el partido. El público vibraba y el ambiente se tornó tenso aljuzgar los espectadores parcialidad en el árbitro cada vez que señalaba una falta contra el Celta.

Con este ambiente emocional, el partido adquirió una viva cidad extraordinaria, con un Madrid lanzado al ataque y un Celta espectacular en el contragolpe. Este toma y daca trajo el empate y una aceptación por parte de los dos equipos con el resultado. El Madrid salvaba un punto y el Celta se quedaba con otro; aunque si bien llegó a tener los dos, también es verdad que mientras anduvo a la deriva sólo la fortuna le salvó de una derrota abultada.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_