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Reportaje:

Tres norteamericanos atraviesan el Atlántico en globo

El propósito último de los ocupantes del globo era llegar a París, aunque se temía que la dirección de los vientos los llevara a Holanda o a la República Federal de Alemania.El récord que han establecido lo lograron a las diez de la noche del pasado miércoles, cuando comenzaron a sobrevolar la costa irlandesa, lo que suponía que ya estaban sobre territorio de Europa.

Además de este récord han batido también el de permanencia en el espacio en globo. El «Double Eagle ll» superó a primera hora de la mañana de ayer la marca de 107,5 horas que había establecido el «Silver Fo» en, 1976. Este globo estaba pilotado por el también. norteamericano Ed Yost, quien asimismo batió el récord de distancia, al recorrer 4.385 kilómetros, cantidad que también esperan alcanzar sus tres compatriotas. Si éstos consiguen llegar a París habrán realizado el viaje más largo jamás efectuado en globo.

El «Double Eagle ll» salió de la localidad norteamericana de Presque Isle el pasado viernes. Sus tripulantes trataban por segunda vez de alcanzar esta proeza, después del fracaso que ellos mismos protagonizaron en septiembre del pasado año.

Hasta el presente, cinco personas perdieron la vida en dieciocho intentos de conseguir completar la travesía del Atlántico en globo. Por supuesto, todos ellos acabaron en fracasos.

Los últimos en tratar de cruzar el Atlántico en globo fueron los británicos Don Cameron y Christopher Davey, quienes consiguieron llegar a menos de 150 kilómetros de su meta, a bordo del globo «Zanussi». pero se vieron obligados a amerizar, para desencanto de los ingleses, cuya prensa, sin embargo, destacó el hecho como un avance notable en este tipo de navegación.

Los tres norteamericanos que ayer lograron llegar desde América a Europa en globo hicieron la mayor parte de su vuelo a una altura de 7.000 metros. Su aventura, al tratar de llegar a París sobrevolando el canal de La Mancha, recuerda la que protagonizó hace 51 años Charles Lindberg a bordo de un avión. El globo en el que iban los mencionados aeronautas comenzó a sobrevolar las aguas del canal a la una de la tarde y se estimaba que podían llegar a París a las veinte horas de ayer.

A lo largo de todo su viaje, los ocupantes del globo estuvieron en permanente contacto con el equipo de tierra que siguió puntualmente el trayecto, no sólo para prever cualquier fallo técnico que tuviera consecuencias fatales, sino también para animar a los tres aventureros, quienes en todo momento se mostraron con la moral alta

Un vuelo eficaz

Maxie Anderson y Ben Abruzzo, dos de los componentes de la expedición que ha cruzado ahora el Atlántico, intentaron la misma aventura en septiembre del pasado año. El «Double Eagle», que en aquella ocasión no llevaba ninguna numeración ordinal, porrazones obvias, había recorrido la mitad de su camino cuando, al terminarse el helio que le servía de combustible, dejó caer sobre el Atlántico, cerca de Islandia, la góndola en que viajaban sus tripulantes. La experiencia les sirvió ahora para hauer un vuelo más eficaz.

El tipo de globo en el que han hecho el viaje los tres tripulantes norteamericanos es una versión modernizada de los primeros globos, cuyo desarrollo se inició en 1782. En ese año, Joseph Montgolfier demostró en Avignon (Francia) que manipulando la fuerza ascensional del aire caliente, se podían elevar objetos pesados en la atmósfera. Un pato, un gallo y un cordero fueron los seres vivos que Montgolfier usó como tripulantes del primer globo con el que realizó es ta experiencia.

El viaje en globo es hoy en día una anacrónica forma de vuelo, que continúa resultando romántica en un mundo en el que las distancias han sido acortadas espectacularmente por los más impresionantes ingenios aeronáuticos.

Como han demostrado ahora estos tres aeronautas, la innovación técnica es posible en el mundo del viaje en globo. Sus errores del pa sado año han sido aparentemente subsanados ahora en el «Double Eagle II».

El «Double Eagle II» (el nom bre, águila doble, refleja bien las aspiraciones de sus ocupantes) consiste en una estructura ligera de algodón y tela recauchutada concebida para mantenerse en el aire el máximo tiempo posible. Tiene una capacidad para albergar 5.000 metros cúbicos de helio. Una manga lateral permite al gas dilatado escapar lentamente. El globo lleva dos toneladas de lastre, a base de tierra y plomo.

Al globo le fue incorporada una barquilla insumergible de plástico y fibra de vidrio en forma de lancha, para poder flotar en caso de amerizaje. El conjunto pesa 4.000 kilos con su carga completa.

Es el primer intento de cruzar el Atlántico en globo en el que participan tres aeronautas, lo que ha permitido que uno de ellos pudiera dormir mientras los otros se mantenían en vela.

Tradición de fracasos

Llevaban alimentos para dos semanas y un equipo transmisor que emite señales cifradas, captables por los radares de los controladores aéreos. Todos los instrumentos de navegación que subieron al globo son de primerísima calidad y precisión. Gracias a ello han podido romper una larga tradición de fracasos.

El primer vuelo en globo tripulado por un hombre lo protagonizó Pilatre de Rozier en 1783. Se limitó a surcar los cielos de París. Un año más tarde, los hermanos Robert y Colin Hulin recoriieron los 186 kilómetros que separan París de Beuvry, en el norte de Francia, en seis horas y cuarenta minutos.

Durante el cerco de París, del 23 de septiembre de 1870 al 28 de enero de 1871,se establece un servicio de correos entre París y las provincias francesas, gracias a los servicios de 66 globos.

El 11 de noviembre de 1935, los científicos norteamericanos Stevens y Anderson, a bordo del primer Explorer, establecen el récord de altitud en globo, con un ascenso de 22.066 metros.

Entre los intentos fallidos que precedieron al éxito de Abruzzo, Maxie y Anderson, destacan, en primer lugar, el que protagonizaron en 1958 cuatro británicos -un matrimonio, su hijo y un amigo-, que intentan ir de las islas Canarias, a las Antillas siguiendo la ruta de Cristóbal Colón. A 1.900 kilómetros de su destino tuvieron que amerizar y siguieron su viaje en la góndola.

Diez años más tarde, el británico Francis Brenton realizó el primero de sus dos intentos fallidos de cruzar el Atlántico en globo en dirección Este.

En 1970 murieron tres personas al desaparecer su globo, el «Free Life» («Vida libre»), en el Atlántico norte. El viaje se había iniciado en Easthampton (Estados Unidos). En 1974, el norteamericano Thomas Gatch despegó con el propósito de cruzar el Atlántico. Lo hizo desde Harrisburg, Pensilvania (Estados Unidos). Uno de los globos que lleva estalla y el aeronauta se desvía de su rumbo. Desapareció sin que jamás pudiera recuperarse su cuerpo.

Ed Yost fue en 1976 el astronauta que estableció el récord de permanencia en el espacio, viajando en globo. Su viaje se inició en el estado norteamericano de Maine en octubre de ese año y permaneció en el aire cuatro días y medio. Los fuertes vientos circulares lo obligaron a amerizar a ochocientos kilómetros de Portugal.

La aventura fallida de los que ahora han logrado por fin su objetivo se produjo el pasado año y ya ha sido descrita, así como el fracaso de los dos norteamericanos que hace unos meses trataron de conseguir lo que ayer se demostró que no era imposible.

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