El "Windsurfing", nuevo deporte de verano
Suavidad, deslizamiento, velocidad, emoción..., y una falta absoluta de riesgo, son las principales características de este nuevo deporte que ha llegado pisando fuerte, invadiendo literalmente y de una manera extraordinaria las costas, lagos y pantanos. Ante el inmenso interés que ha despertado entre el público, EL PAIS ha visitado una de las escuelas que en España se dedican a la enseñanza de este deporte.
Realmente se trata de un nuevo y revolucionario concepto sobre el antiguo, y siempre apasionante, deporte de la vela. Básicamente, se trata de una tabla de surf, algo más grande, y con orza, la cual lleva incorporada una vela, mediante un mástil acoplado a una junta «universal» que le permite moverse y girar en todas direcciones.Esta vela lleva sujeta una botavara doble, que es con la que el surfer (o navegante) dirige la vela y, por tanto, la trayectoria de la tabla.
Esta está fabricada en fibra y materias plásticas, con unas medidas que oscilan entre los 3,65 y los 3,80 metros de longitud, y los 0,65 y 0,70 metros de ancho, según el fabricante, por lo que volcarla resulta prácticamente imposible.
Los precios de estas tablas son igualmente variables según la calidad y el país de origen. Así tenemos que la más barata es la Fibrester (de fabricación nacional) que viene costando unas 42.800 pesetas. Luego están las Ten Cate (60.000 pesetas), o las Speedy (95.000 a 117.000 pesetas), por citar las más famosas. Estas tablas se pueden comprar en tiendas especializadas o bien en las mismas escuelas de windsurfing.
Fácil aprendizaje
Por otra parte, su aprendizaje, resulta realmente sencillo y es bastante fácil para cualquier persona normalmente capacitada. Quizá, de entre todos los deportes de vela, es el menos complicado, pues no tiene ni timón, ni cuerdas, ni ningún tipo de aparejo normal a cualquier otra clase de embarcación. Además, su ligereza -el peso oscila entre los vein tidós y veintisiete kilos-, le hace alcanzar, cuando el viento es fuerte, velocidades de hasta veinte nudos (unos cuarenta kilómetros/ hora, aproximadamente).
Este aprendizaje, a nivel de escuela, está dividido en tres cursos: capacitación, perfeccionamiento y regatas. En el curso de capacitación se atraviesan varias fases. Primero de práctica en un «simulador» en tierra, después se apreride a montar y desmontar el windsurf, más tarde se aprende el manejo y funcionamiento de la tabla en teoría. En otra fase posterior se realiza la navegación simulada, estando las tablas en el agua pero sujeta mediante luna baliza o «boyarín», aprendiendo a «orzar», «arribar», «virar», «trasluchar», etcéterá, argot este, con el cual el alumno se familiariza rápidamente.
Después se realiza, por fin, la navegación real o libre, siguiendo todos los alumnos, en fila india, a un primer monitor, y bajo la observación de un segundo que, desde una lancha neumática a motor, va corrigiendo los posibles errores.
En el curso de perfeccionamiento se aprende ya a realizar «largo», «través», «ceñidas», «empopadas», etcétera, y se llega a dominar, de un modo casi total, la posición de navegacion , adquiriendo, a la vez, más horas de navegación y, por lo tanto, mayor soltura.
Por último, durante el curso de regatas, el alumno aprende, en la teoría y en la práctica, cómo son y cómo se desarrollan este tipo de pruebas efectuando después una regata entre los cursillistas y sus monitores.
Precios asequibles
Los precios de estos cursos son de 3.000 pesetas el de capacitación, 3.000 el de perfeccionamiento y 3.000 el de regatas, si bien estos dos últimos cuestan solamente 2.000 si el alumno lleva su propia tabla. Igualmente, si una persona realiza más de un curso en el mismo año, se le descuentan mil pesetas de estos precios. Hay que observar que estas tarifas son de promoción y esta es la razón de resultar baratos, habida cuenta que en ocho horas se realiza el curso de capacitación, del cual se sale navegando. Si algún alumno, por la causa que sea, no llega a aprobar este curso, la escuela le dará otro curso completamente gratuito hasta que aprenda. Esto, en cierto modo, es una garantía de lo fácil que resulta el windsurfing.
En la actualidad existen varias escuelas en toda España. En Madrid solamente funciona la Escuela de Windsurfing Solomar, que está enclavada en el pantano de El Burguillo (Avila).
Igualmente se ha creado una Asociación Española de Tablas Deslizadoras a Vela, reconocida por la Federación Española de Vela. Esto da una idea de la importancia que el windsurfing va tomando en todo el país.
Esta asociación tiene como principales finalidades el agrupar, a modo de federación, a todos los practicantes de este deporte, tratando además de unificar criterios entre éstos y los fabricantes. También, entre sus finalidades, cuenta la tarea de promoción -con charlas, coloquios, proyecciones...-, y organización de regatas y cursos de iniciación en colaboración con las escuelas. Igualmente subvencionan las salidas al extranjero para participar en concentraciones y regatas. Su cuota anual es de quinientas pesetas por persona, la cual, además de todas las ventajas que le ofrece la asociación, disfruta de un seguro de responsabilidad civil general dentro de todo el territorio nacional.
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