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Tiempo para la educación

«Los problemas generales del mundo, y de Europa en particular, que afectarán a España son muchos y muy importantes. Junto a numerosos síntomas, muy positivos, de recuperación hay problemas específicos de nuestra circunstancia que son particularmente graves. Por ello, ante tanta complejidad resultarían irresponsables y peligrosas las simplificaciones sobre nuestro futuro. En todo caso, parece como si ésta fuera solamente la hora de los derechos: el quehacer constitucional pone el natural e indispensable énfasis en los mismos. Pero también urge que simuItáneamente, suene con igual fuerza la hora de los deberes individuales y colectivos.En España, al igual que en los demás países, hay necesidad de readaptar la vida social para superar tantos y tantos problemas globales y particulares, empezando por una nueva ética social que supere la prevalente ética del crecimiento indiscriminado. Y esto implica trascender los egoismos individuales y de grupo para lograr un planteamiento solidario de los problemas en el seno de nuestra sociedad. En un mundo falto de ideas políticas de verdadera envergadura frente a las dificultades que le acosan y donde prevalecen la falta de autenticidad y el oportunismo, no podemos contentarnos ,con preguntar hacia dónde nos llevan o arrastran los acontecimientos, cuál es la tendencia de nuestro devenir, sino que hemos de reflexionar y establecer hacia dónde deseamos que se oriente nuestra sociedad y en qué medida estamos dispuestos a comprometernos en una tarea común, para alcanzar las metas a las que, desde la justicia y la moral, nos es válido y posible aspirar.

Sea cual fuere la perspectiva más ajustada sobre el indudable cambio en curso, lo primero y más indispensable es empezar ahora a analizar sistemáticamente los peligros y las esperanzas, a informar sobre los sacrificios y los resultados que el futuro exige y a educar en consecuencia. En vez de ir adaptándose simplemente a un mundo en gradual evolución, los hombres tienen que empezar a aprender a resolver problemas totalmente nuevos y a anticiparse al futuro, para conseguir que la humanidad sobreviva con suficiente bienestar y con verdadera dignidad. La educación se convierte así, una vez más y con particular fuerza, en el gran instrumento del futuro del hombre.»

7 junio

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