El Atlético dejó sus negativos en Salamanca
El Atlético consiguió en Salamanca su primera victoria en desplazamiento en lo que va de Liga. Su mayor mérito fue sujetar bien a los dos hombres de mediapunta del Salamanca, Angel y Alves. Aparte de eso, no jugó mejor ni peor que otras veces, pero le ayudó la suerte.El partido fue, especialmente en su primera parte, una apología del centrocampismo: cada equipo colocó a cinco hombres en la zona de construcción; buena parte de ellos, por supuesto, con el orden de destruir lo que construyeran los del otro equipo. Eusebio sobre Alves y Benegas sobre Angel, ejercieron vigilancias intensas que iban encaminadas a frenar las posibilidades de ataque del Salamanca, que tiene en estos dos hombres sus piezas más importantes en lo que a armar juego se refiere. La atención de Eusebio sobre Alves fue en parte inútil, porque inexplicablemente el portugués fue ignorado durante todo el primer tiempo por sus compañeros; y no entró en juego más que tres veces; eso sí: dio en ellas muestra de su excepcional categoría.
Con Angel y Alves inutilizados, el Salamanca no hizo nada en la primera parte. Tomé, Corominas y Albadalejo trotaban por la media, intentaban cosas, se topaban en la zona con Ayala, Alberto y Marcial, pero no conseguían acercar balones a Pérez -un inútil, siempre que los recibió- y a Báez con la frecuencia suficiente como para que el equipo crease peligro. El Atlético, a pesar de que Alberto tuvo una buena tarde e hizo una buena labor, tampoco apoyó a sus dos hombres punta en la medida necesaria para hacerlos útiles. Con todo ello, se entiende que todo el primer tiempo se consumiese sin más emoción que la que le dieron dos chispazos: un repentino disparo de Tomé desde gran distancia -Reina reaccionó algo tarde, pero lo pudo desviar al larguero- y un amenazador centro alto de Ayala que Marcial estuvo a punto de alcanzar.
La lesión de Marcial en el último minuto del primer tiempo dio lugar a la entrada de Aguilar en el segundo. El Atlético comenzó a atacar con tres puntas, y entre eso y que el Salamanca decidió contar con Alves, se animó un poco el partido, al tiempo que se despejaba la maraña del centro del campo. Pereira fue el primero que se contagió de la nueva alegría del partido e hizo un par de salidas de área a área; la segunda de ellas dio ocasión al gol del Atlético, único del partido. El Salamanca, con el gol en contra, adelantó más sus líneas en busca de¡ empate, y decidió por fin entregar la batuta sin reservas a Alves. El Atlético se encogió, se metió en su área y decidió aguantar lo mejor posible el temporal.
Para reforzar el ataque, García Traid, entrenador del Salamanca, hizo entrar al goleador Amiano en el puesto de Angel, que no había dado una a derechas. Con eso, los equipos pasaron a jugar ya un cuatro-tres-tres clásico, y el centro del campo quedó definitivamente despejado; los últimos veinte minutos de juego pasaron así a presentar la imagen clásica de nuestro campeonato de Liga: un equipo, el de casa, que ataca, y otro, el de fuera, que se defiende. El Salamanca dispuso de ocasiones de gol, pero se fueron esfumando una tras otra. En los últimos minutos, Ameijenda, otro delantero, sustituyó a Bustillo, con lo que Tomé pasaba a misiones de libero, mientras que en el Atlético, cada vez más conservador, Bermejo reemplazaba a Aguilar. La presión del Salamanca, siempre fuerte, pero nunca angustiosa, no rindió fruto, y el Atlético vio al fin cómo llegaba el final de este partido en el que, sin jugar mejor que en otros, había conseguido por fin ganar. Dejó sus dos negativos en Salamanca y a partir de ahora puede pensar que aún tiene tiempo de alcanzar un puesto que le clasifique para la Copa de la UEFA.
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