El salto con esquíes en España, una modalidad con más problemas que frutos

No es cierto que la Federación Castellana de Esquí haya enviado un escrito a la Española solicitando la impugnación o anulación de los resultados deportivos de los campeonatos de España de saltos que se celebraron el pasado fin de semana en la estación invernal de La Molina. Lo que sí se ha hecho es poner en conocimiento del máximo estamento federativo del esquí español la completa desorganización que, a juicio de la delegación castellana, existió y que obligó a su retirada. Por lo visto, la modalidad de saltos está en mantillas en España, y no sólo en calidad.

El vicepresidente de la Federación Castellana, Agustín Pernía, fue el directivo estuvo presente en estos campeonatos y en el cursillo previo, junto con nueve saltadores castellanos y cinco jueces de estilo. Al parecer, los argumentos que exponen, y que «son eco, además, del sentir general de otras delegaciones, como la cántabra o aragonesa», no admiten discusión en cuanto al completo desbarajuste que allí hubo y que «es necesario que no vuelva a repetirse en un futuro.Por ello hemos enviado un escrito a la Federación Española, en el que damos a conocer la enorme cantidad de problemas que obligaron, finalmente, a nuestra retirada y a pedir una satisfacción por las desatenciones evidentes que sufrió la delegación».

Desde que en habitaciones para dos personas se «metiera» a cinco hasta otras «menudencias», como que «en los ocho días que duró el cursillo no se cambiara ni una sola vez la ropa de las camas. Agua caliente sólo había por las mañanas, cuando casi todos los deportistas realizaban entrenamientos por la tarde, y luego tenían que ducharse con agua fría. La comida la servían desde un hotel que estaba a tres kilómetros del alojamiento, y cuando llegaba, lógicamente, también estaba congelada. En cuanto a la calidad, más vale no hablar. Uno de los «menús» consistía, a saber, en: una rodaja de salchichón, una de chorizo, un cuarto de huevo cocido, un espárrago y media chuleta.

Al margen de la retirada de los saltadores castellanos, la hegemonía de esta Federación -a un nivel discreto, por la falta de trampolines- se ha visto truncada este año por el avance de los saltadores catalanes, quienes en las pruebas preparatorias anteriores al campeonato, como los trofeos UEC y Vicris, demostraron una rotunda superioridad.