Fraga presentó en sociedad a Carrillo
Manuel Fraga y Santiago Carrillo -tanto monta, monta tanto- juntos en el Club Siglo XXI, el primero como presentador del segundo y éste como conferenciante sobre «Eurocomunismo y Estado», se constituyeron ayer en el foco de la actualidad política del día. Lleno a rebosar como nunca, el Club Siglo XXI, reducto conservador y elitista, escuchó y observó con cortesía y curiosidad a los dos oradoles sin perderse ningún gesto, sonrisa o saludo que pudieran desvelar el trasfondo del insólito espectáculo. Casi al mismo tiempo que Santiago Carrillo pronunciaba su conferencia, se seguían produciendo, como, consecuencia de ella, dimisiones entre los socios más derechistas del Club Siglo XXI. Además de la de Gonzalo Fernández de la Mora, cuyo grupo está integrado hoy por hoy en Alianza Popular, ayer fue conocida la de Juan García-Carrés, antigua figura del sindicato vertical del Transporte. El terremoto provoca do por la intervención del dirigente comunista había producido con anterioridad las dimisiones de Torcuato Luca de Tena, Lucas María de Oriol, José María Velo de Antelo y Pablo Garnica, todas ellas personas vinculadas a Alianza Popular.Entre las 2.000 personas asistentes al acto (además del amplio salón de conferencias hubo que habilitar tres salas con circuito cerrado de televisión) se encontraban el1 embajador dela Unión Soviética, señor Bogomolov; la presidenta del Partido Comunista de España, Dolores Ibárruri; varios embajadores de los países del Este y del norte de Africa, y varios ex ministros, entre ellos, los señores Fernández Sordo, Ruiz-Giménez y Robles Piquer. Fraga calificó el encargo de presentar a Carrillo de «honroso, aunque difícil», y resaltó que «estamos ante un comunista de pura cepa y, si él me lo permite, de mucho cuidado». Por su parte, Santiago Carrillo, en una intervención de veinte minutos, analizó el fenómeno eurocomunista con constantes referencias a los problemas políticos actuales. El dirigente del PCE subrayó que hoy en España el diálogo debe sustituir a los fusiles, y los centros de debate, a las trincheras. Página 15
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