_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La violencia en la televisión, un complejo debate

El tema de la violencia en la televisión y el cine es una de las cuestiones más debatidas por la pedagogía moderna. Un buen número de educadores y corrientes psicológicas de opinión consideran que ver la violencia expresada en actos de conducta es un agente estimulante para la imitación de dichos actos. A mayor número de asesinatos, robos y actos de agresividad con templados en los mass-media aumentaría, según esta opinión, el número de estímulos para la realización de dichos actos.Para otras escuelas psicológicas, las cosas son más complejas, siendo las pulsiones agresivas algo, de algún modo, más primitivo, más genético. El medio o entorno social, siendo influyente, no sería determinante, y la contemplación reiterada de actos de violencia no implicaría necesariamente la aparición de una conducta violenta, del mismo modo que la eliminación de la agresividad en estos medios no supondría la desaparición de las pulsiones agresivas en el comportamiento cotidiano.

Hay quien va incluso más lejos y considera que la expresión pública de los impulsos agresivos desempeña un papel catártico, facilitando cierta descarga emocional de los ciudadanos. Los individuos que contemplan cada día esos espectáculos de violencia proyectarían su violencia interna en los telefilmes, viéndose aliviados, en lugar de estimulados, respecto a sus pulsiones agresivas.

El debate de fondo existente tras esta discrepancia viene a reflejar las diferentes posturas, que oscilan entre un pensamiento psicológico más biologista, para el que el instinto es algo dado, y otra opción psicológica más social, para la cual la dinámica instintiva humana es permanente expresión de lo que está sucediendo en el aquí y ahora de las relaciones sociales.

Entre ambas posturas, se afianza actualmente una tercera opción más dialéctica, expresada, por ejemplo, en las posturas freudo-marxistas, según la cual todo sucede como interacción de factores. Para esta postura lo que sucede en el interior del organismo humano está constantemente modificando el entorno social, mientras, a su vez, todo lo que está sucediendo a nivel social está actuando sobre la instintiva humana.

Desde una interpretación de este tipo, toda la violencia de nuestras sociedades se está reflejando en los mass-media, creando esta televisión, a la vez que es esta televisión la que está desencadenando esta violencia. Para muchos, la única alternativa sería contrarrestar esa violencia superpresente en la televisión con la presencia igualmente intensa de otros sentimientos humanos. El problema, entonces, más que cualitativo sería cuantitativo, y la denuncia de esos mass-media se resumiría en la acusación de estar mostrando un hombre parcializado en su agresividad, es decir, un hombre mucho más violento y más pobre en sus restantes instintos de lo que el individuo humano es o podría ser en realidad.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_