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España, sexta potencia mundial en sólo cuatro a años

El piraguismo se ha convertido en pocos años en uno de los rarísimos deportes que puede dar a España una medalla en unos Juegos Olímpicos. La de Montreal no fue una casualidad, sino el fruto lógico del esfuerzo continuado de uña selección nacional que está ya considerada como la sexta potencia mundial, detrás de Hungría, Rumania, Polonia, URSS y Alemania Democrática.En 1972, nuestro piragüismo no estaba preparado para clasificarse en finales olímpicas. En 1976 se ganó una medalla de plata en Montreal. ¿Qué había pasado?

En cierto modo Rumania protagoniza parte de esta respuesta. En 1972 la amistad existente entre nuestro equipo nacional y el rumano, así como el poco peligro competitivo que para los rumanos representaba entonces España, permitió a nuestra selección concentrarse en Rumania junto a la nacional balcánica. Los españoles reconocen la gran enseñanza de los rumanos y supieron sacar buen provecho. Un año después se conseguía ganar en K-2 (kayak pilotado por dos tripulantes).

Las dos características básicas de este deporte residen en el equilibrio y en la elasticidad. El esfuerzo del palista comienza en el pie contrario al de la mano que da la palada, ese esfuerzo lo transmite la pierna en tensión, glúteos y espalda al brazo, que da el impulso final.

La preparación es compleja y aumenta en Íntensidad para disminuir en volumen de ejercicios conforme el palista está mejor preparado. Los primeros entrenamientos incluyen footing y natación en grandes cantidades, así como pesas. Sin embargo, los entrenamientos previos a los campeonatos son series cortas, que se hacen con la máxima intensidad posible.

El peso y la longitud de los brazos inciden de forma directa en el esfuerzo y la velocidad. Siempre será preferible el atleta alto con brazos largos. En cuanto al peso, es preferible que sea elevado, en especial en K-4, donde se mantiene mejor la velocidad una vez lanzado el grupo. Lógicamente hay excepciones, pues mientras nuestros palistas de K-4 superan la media de los ochenta kilos de peso y el 1,80 de altura, el dúo de K-2 que actuó en Montreal, José Seguín y Guillermo del Riego, no dan estas medidas y, sin embargo, estuvieron a punto de conseguir medalla en las finales de 500 y 1.000 metros.

El piragüismo se disputa en línea, pruebas de 500 y 1.000 metros de velocidad, y pruebas de fondo, recorridos largos en circuitos. Sin embargo, a diferencia de otras modalidades, no existe una diferencia entre el palista de velocidad y el de fondo. Un buen fondista debe ser un buen velocista, ya que en las pruebas de fondo es muy importante tomar la cabeza de la carrera desde el principio. Se navega entonces con las aguas más tranquilas y, por consiguiente, el roce y el esfuerzo son menores. Las carreras se deciden siempre entre los que están en el grupo de cabeza y navegan sobre la ola del primero, pero muy difícilmente, por largo que sea el recorrido, una piragua puede ganar si ha hecho una mala salida.

Cuando se navega en equipo es básica la conjunción entre todos. En K-4, el primero que palea es el «marca», encargado de llevar el ritmo del equipo y vigilar los tirones y la marcha de la carrera, mientras que el hombre más potente debe empujar desde el último lugar.

La piragua

Desde que en los Juegos Olímpicos de Berlín, de 1936, el piragüismo alcanzó rango olímpico, la lucha contra el cronómetro ha ido pareja a los estudios sobre el tipo más rápido de embarcación. Las casas constructoras afinan lo increíble y ya parece casi imposible que se pueda avanzar mucho más.

De la vieja piragua de costillaje de madera recubierta con lona impermeabilizada, pasando por la desmontable de los años cuarenta, se llega al empleo de la fibra de vidrio y los plásticos, a partir de los años cincuenta. Por esa misma época se sustituye la pala, que era plana hasta entonces, por la de hojas curvas, que oponen una menor resistencia al aire. La madera, sin embargo, aún no ha sido definitivamente derrotada por el plástico más que por motivos de economía. Las piraguas de chapas de madera fina encolada se continúan utilizando desde que aparecieran, en, los años cuarenta.

En las mejores técnicas intervienen a veces las ideas de los entrenadores. En Montreal, nuestro equipo de K-4 compitió con una embarcación a la que se le había retrasado en ochenta centímetros la posición del primer palista. La idea fue de Eduardo Herrero, y con ella se permitió un más fácil paleo al tercero y cuarto hombres del equipo.

El futuro del equipo nacional

El techo del piragüista está aproximadamente en los treinta años, y la edad idónea, entre los veintiséis y los treinta. La juventud del equipo nacional que actuó en Montreal hace pensar que en Moscú estarán justo en su mejor momento los mismos hombres que lograron la plata en K-4. Por lo que respecta a K-2, aún se puede mejorar, y eso es lo que trabajan los hombres concentrados en el pantano de San Juan. De cualquier forma, antes que todo esto hay que pensar en las regatas de Inglaterra y en los Campeonatos del Mundo, a celebrar en los primeros días de septiembre.

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