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Reportaje:

Más de cien mil participantes en la "Fiesta de la libertad"

Los orgartizadores de este marathon habían previsto que a lo largo de la tarde podrían pasar por el recinto del campo de fútbol de San Blas unas 120.000 contando con la rotación de los asistentes. El campo tiene unos 40.000 metros cuadrados.A las siete de la tarde -una hora después de haberse abierto el recinto a la entrada del público-, los miembros del servicio de orden se veían desbordados para canal izar la avalancha humana que afluia hacia la única puerta de entrada que ya se había quedado pequeña.

El doble trámite de retirar la entrada (cincuenta pesetas) y entregarla para que a su vez entregaran al visitante las placas o pegatinas con consiguientes, dificultaba todavía más el acceso al recinto del campo de fútbol. Pero eso sí, una vez dentro, comenzaban las posibilidades de asistir como espectador o como participante en una serie de espectáculos de la más variada índole.

En una primera panorámica, tras el primer flash del colorido de la kermese, papelinas colgantes, globos, banderas (del partido, de otros partidos y de otras regiones), el visitante podía acercarse a un amplio pabellón dedicado a todo tipo de información sobre las actividades del PSOE. Allí mismo podía inscribirse quienes quisieran hacerlo o aportar su bono para ayuda a la campaña electoral.

La fiesta podía comenzar en el sector dispuesto para los espectáculos de tipo infantil. Los niños respetaban todos los juegos preparados para ellos una vez que terminaran los guiñoles.

Los juegos infantiles se alternaban con los espectáculos. Los otros, los más pequeños se quedaban al cuidado de un servicio de guardería, mientras los mayores se dedicaban con más libertad al resto de espectáculos.

Orquestas de música moderna se sucedían en otro rincón del recinto interpretando música fundamentalmente progresiva. El rock era coreado por los jóvenes que masivamente se sumaban a la interpretación de los acordes. Las orquestas dieron también un buen motivo de acompañamiento para el baile.

Libros, periódicos, discos cassettes, tabaco, gorras, globos, chocolate con churros, bocadillos, pegatinas, objetos de arte en arcilla, cuadros, animales vivos se sucedían en las mesas de las exposiciones, presentadas en su mayoría por guapas señoritas militantes o no, pero, eso sí, vestidas con la normalidad de una tarde calurosa y polvorienta.

Cerca de cuatro millones de pesetas se calcula el presupuesto que se debieron gastar los organizadores de la gran Fiesta de la libertad en el montaje de las seis horas de espectáculo. Esta cantidad fue superada con creces, según todas las estimaciones iniciales, por las recaudaciones materiales (y no se cuentan las; de tipo ideológico y de otros órdenes).

Más de 50.000 bocadillos (y la posibilidad prevista de preparar otros 50.000 en caso de necesidad) y más de 30.000 litros de bebida no alcohólica (la cerveza estaba permitida) habían sido preparadas para calmar el hambre y la sed, que con tantas emociones seguramente se despertaría en los asistentes.

El resto de servicios materiales comenzó también rápidamente a funcionar: mesas, sillas, sombrillas para el sol o el agua, servicios higiénicos instalados en camiones especiales acondicionados para satisfacer las necesidades fisiológicas sin necesidad del recinto. Dos ambulancias, médicos y un equipo sanitario completo montado por la sección de sanidad de la UGT atendían cualquier caso de urgencia o necesidad de asistencia.

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