La hierba de Balaídos
Desde que empezó el campeonato de Liga, Balaídos ha sido una pesadilla para los equipos que lo visitaban. Las lluvias y las crecidas del río Lagares lo mantuvieron permanentemente en un estado intermedio entre ciénaga y puro lago, por lo que para casi todos sus visitantes, el jugar allí era peor que sacarse una muela. El Ayuntamiento de Vigo reparó el campo en un intento desesperado de celebrar allí el España-Hungría, lo que final mente no pudo conseguirse. Ahora el Celta tiene un terreno de juego nuevo y generalmente seco, pero parece que tampoco es del agrado de los visitantes. El Athletic jugó allí el domingo y, a pesar de que alcanzó un empate, KoIdo Aguirre, su entrenador, no se marchó contento. «La hierba es muy alta, y así no se puede jugar», dijo al final del encuentro. El Celta debe pensar estos días que no hay forma de acertar.
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