"Sólo quedan dos doctrinas: la de Falange y la marxista"
Vivas a Franco, y gritos de Raimundo, Girón y Blas Piñar jalonaron el acto conmemorativo del 42 aniversario de la fundación de las Falanges Gallegas, que presidió Raimundo Fernández Cuesta, y al qué asistió Pilar Primo de Rivera.
Casi 1.200 personas se calcula que acudieron el domingo a Villagarcía (Pontevedra) para esta conmemoración, que este año, por primera vez, no ha tenido carácter oficial, permitiéndose primero a los hedillistas y luego a los raimundistas, que la organizaran. Autoridades y jerarquías provinciales no acudieron o, si lo hicieron, como ocurrió con algunos cargos provinciales gallegos vinculados al Movimiento, ocuparon lugares entre el público.Fernández Cuesta, que cerró el turno de oradores, dijo que «en la confrontación electoral que se avecina, por encima de diferencias ideológicas y pragmáticas, tendremos que situarnos, de un lado, los que queremos defender la unidad española respetando todas las características de nuestras grandes y fecundas regiones que constituyen el patrimonio espiritual de la Patria y que han de tener reflejo en la organización del Estado. Y de otro, los que con unos y otros nombres lo que buscan en realidad es la división del cuerpo y del alma de España».
La unidad de España fue una de las constantes del acto, en el transcurso del cual Fernández Cuesta llegó a considerar a la ikurriña como expresión de un racismo delirante. También los ataques a los comunistas, en contra de los cuales consumió un cuarto de hora el líder de Falange Española de las JONS, organizadora del acto, que en un momento determinado llegó a afirmar que en el futuro no van a quedar más que dos doctrinas frente a frente, la marxista y la de Falange.
En contra de la tesis de que oponerse a la reforma es hacer la revolución, Fernández Cuesta sostuvo que la reforma «es la liquidación que puede convertirse en el medio para que la revolución alcance fácil y pacíficamente esos propósitos».
Los democristianos recibieron tantos ataques en los distintos discursos como socialistas y comunistas.
Finalmente, Fernández Cuesta aludió a la unidad de los falangistas, que consideró que sólo es posible a través de la organización que él preside, la primera legalizada. Dijo también que los demócratas actuales se han convertido en sofistas, que primero manifiestan que la soberanía reside en el pueblo y luego la sustituyen por la soberana voluntad del Gobierno, con reformas como la ley de Asociaciones Políticas o la de Objetores de Conciencia, que no mantienen el espíritu inicial de los textos llevados a las Cortes.
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