Posible acuerdo secreto entre empresarios y subalternos
Ayer en una información de alcance, publicábamos que en la reunión de subalternos y empresarios, éstos, además de reconocer que son justas las aspiraciones laborales de picadores y banderilleros, accedian a algunas de sus peticiones, siempre en el marco de lo que económicamente es posible a la vista del momento actual del espectáculo, a su juicio, no precisamente voyante.
Las conclusiones de la reunión fueron, más o menos, estas: promesa de que anualmente y en los meses de octubre (recién concluida, la temporada),se hará una revisión salarial; sobre el aumento del 27% de los honorarios de los subalternos que autoriza el Ministerio de Trabajo, aplicar otro del 20%; estas subidas serán con cargo a los matadores, en su condición de jefes, de cuadrilla, pues entienden los empresarios que no debe existir tina vinculación laboral directa entre ellos y los subalternos; considerar las mejoras salariales antes mencionadas para el cálculo de los honorarios mínimos que deben Percibir los matadores, los cuales serán fijados en negociación directa entre éstos y los empresarios. Tales temas serán tratados en la que llaman «reunión tripartita», que tendrá lugar el lunes.Pero hay un rumor: que los subalternos, por acuerdo secreto con los empresarios, conformes con lo que les ofrecen, han dado fin a la huelga, y la «reunión tripartita» será un trámite, puesto que la impresión obtenida en pasadas negociaciones es que los matadores no ofrecen un frente sólido, en sus reivindicaciones, y además nunca estuvieron en huelga. De ser así, más que a una solución se habría llegado a una componenda, y el conflicto podría estallar de nuevo, e incluso con mayor virulencia.
Sin embargo, según círculos allegados a los subalternos, tal acuerdo secreto no existe., aunque sí el rumor, el cual obedece a una estratagema de los empresarios para mermar la moral de los toreros, de forma que acudan a la reunión del lunes con el convencimiento de que todo está perdido de antemano, y en lugar de unidad haya un individualismo radicalizado y cada cual intente congraciarse con el sector empresarial para que le tenga en cuenta a la hora del reparto de puestos en los carteles.
Honestamente, no sabemos a carta cabal, en estos momentos, si es cierto el «acuerdo secreto» o son ciertas estas cautelas que nos manifiestan determinados subalternos. Las fuentes consultadas en uno y otro campo, nos ofrecen las mayores garantías, pero, a la vista está, son contradictorias. Mas hay otra realidad: lo que se acuerde en la reunión tripartita del lunes tampoco puede ser vinculante, pues las propuestas definitivas de los empresarios han de ser estudiadas por las asambleas respectivas de los toreros. Las comisiones que se han venido reuniendo estos días -tenemos entendido- estaban facultadas para negociar, mas no para decidir. Y las asambleas van a exigirles responsabilidades.
De todas formas, cualquier solución que se adopte, incluso con el beneplácito general, va a ser un parche, porque no se han abordado los problemas de fondo que tiene la fiesta: supresión de los cánones de arrendamiento de plazas; monopolio empresarial; exclusivas de apoderamiento por parte de los propios empresarios del monopolio; revalorización artística -del espectáculo y, en un mismo plano, la restitución del carácter popular que siempre tuvo y le dio vida; regulación de las alternativas con criterios estrictos y fijación del número de matadores que deben componer la categoría superior del toreo, de acuerdo con los puestos de trabajo reales que hay en la actualidad; multiplicación del número de novilladas; ayuda a la Escuela Nacional Taurina, como base de la formación técnica de los aspirantes y fomento de nuevas vocaciones.
Este invierno, que debieron emplear los taurinos en abordar la reforma sustancial del espectáculo, se ha quedado en un tira y afloja sobre sueldos y vinculaciones laborales -lo que no es malo, pero no pasa de ser una parte del problema- y ahora parece que no hay más preocupación que correr y correr, para que no se suspendan las ferias de Castellón y Valencia. Gane quien gane, lo más probable será que pierda la fiesta.
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