La fiesta de los toros no resistirá el cambio político
"La ganadería de bravo será una gran reserva nacionalizada y administrada por funcionarios Y quedará ubicada en una zona no idónea para cultivos, en el marco de la planificación de una exhaustiva reforma, agraria. Con el fin de erradicar el monopolio explotador las plazas de toros también quedarán nacionalizadas. Cuantos quieran ser toreros tendrán las máximas facilidades, que les vendrán dadas por una institución profesional específica ... » No son palabras de ciencia ficción ni de nuestra cosecha: hay quienes piensan asi, y con ellos un movimiento que quiere llevar el espectáculo taurino a estos planteamientos.Y mientras tanto, la facción poderosa del taurinismo permanece encerrada en el bunker que se construyó hace ya cuarenta años, ajena a cuanto no sean sus opulentas experiencias del pasado y sus sólidos intereses del presente. La fiesta está muy deteriorada por tanta y tan insensata manipulación, pero los manipuladores tie,nen para su uso un carro de tópicos con los que pretenden encubrir cuanto haga falta. Entre otros, aquello de la incomparable flesta nacional, con subrayado y énfasis en lo de nacional para cargar con supuestos delitos de lesa patria a quienes les molesten con sus críticas.
Los propios toreros, muchos de los que son objeto de la tremenda injusticia social que dimana de los monopolios continúan en la pasividad -una pasividad ya hístórica- por la esperanza de que algún día les llegará el favor de los poderosos, aunque sea en forma de migajas. Y con estas se encuentran aún sin algo tan básico como es el ordenamiento de su profesión a todos los niveles.
Quizá las corrientes innovadoras del país no serán de tal naturaleza que obliguen, en lo taurino, a la drástica reforma que apuntábamos al principio, pero es cierto que hay a la mano un cambio, el cual cristalizará en unos supuestos bien distintos a los que han recogido hasta ahora. Y la fiesta de los toros, con todos sus estamentos, o se pone en línea o ya puede ir entonando su responso.
Diversas voces piden promoción del espectáculo, ayuda estatal, nuevo reglamento, y todo ello no cabe duda de que es necesario y urgente, pero lo verdaderamente vital para la fiesta es, en lo social y en lo económico, la renovación de su estructura. No basta con modificarla: necesita otra.
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