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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

En defensa de los mendigos

En EL PAIS del 9-11-76, se publica un reportaje de Rafael Fraguas, titulado Viaje a la cárcel de los mendigos.¿Quiénes son los mendigos? El mendigo suele surgir entre personas que no pueden trabajar, como los ancianos o los impedidos; mujeres viudas, solteras o abandonadas con hijos pequeños; hombres sin profesión concreta, que no encuentran trabajo, o grupos marginados, como los gitanos. Generalmente, son personas sin ingresos fijos, o con unas pensiones que no llegan ni a la tercera parte del salario mínimo.

Entre los mendigos hay, además, otro importante grupo marginado: los subnormales, jóvenes o adultos, con un cociente intelectual inferior al normal cuyos padres han fallecido o son ancianos e impotentes para controlarlos y atender a sus necesidades perentorias. En ocasiones, son «utilizados» por grupos avispados. aprovechándose de su ignorancia. para pedir limosna e incluso para que realicen actos delictivos cuyo alcance son incapaces de comprender. Caritas Diocesana denunciaba hace unos años la existencia de unos 7.000 subnormales en Madrid, llegados a ésta y otras capitales con la emigración de los pueblos, y que se dedican a la mendicidad como único medio de vida.

Creo que no se puede «erradicar» la pobreza o la miseria simplemente porque resulta antiestético o molesto que en el centro de Madrid, a la salida de un lujoso restaurante, un pordiosero se atreva a extender su mano sucia, v maloliente. A mi modo de ver, la sociedad debe plantearse ese problema en toda su crudeza, buscando soluciones adecuadas, si no es por alguna razón de orden superior, sí al menos porque debemos sentir sonrojo que en España, país que ha superado ampliamente los 2.000 dólares de renta per cápita, sigan existiendo esos casos de miseria material, que tampoco pueden remediarse con limosnas o donativos más o menos cuantiosos.

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Como primera medida, me atrevería a pedir a las clases más acomodadas que, por el civismo más elemental, se decidan a satisfacer todos los impuestos a que están obligados, sin ocultaciones antisociales. También suplicaría a las Autoridades competentes, (entre ellas, la Delegación de Sanidad y Asistencia Social del Ayuntamiento de Madrid y, en nivel superior, la Dirección General de Asistencia Social), para que estudien, planifiquen y lleven a cabo una red de residencias, en Madrid y en toda España, para esos grupos de personas.

También, estaría implicado el Ministerio de Justicia porque, a pesar de que han transcurrido varios años desde que se. publicó la ley de Rehabilitación y Peligrosidad Social; aún no existen los establecimientos suficientes para acoger a las personas afectadas, ni se les ha dotado de los medios precisos para atender a esa rehabilitación propugnada en la citada ley. La sociedad debe reaccionar del letargo en que vive, ya que no se trata de mantener gratis a vagos y maleantes. sino a personas deterioradas con alguna notoria deficiencia física o psíquica, muchos de los cuales han llegado a esas situaciones. por la injusticia de esa sociedad a quien repugna su existencia.

Si a un gitano se, le niega el trabajo. Y a sus hijos un puesto escolar puede extrañarnos que se hagan pedigüeños o, incluso, delincuentes?

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