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El Atlético remató muy mal

Tras un flojo partido, el Atlético consiguió un triunfo mínimo, ante el Hajduk, que decepcionó por su falta de orden y por el bajo nivel de sus individualidades. El Atlético jugó aceptablemente en el primer tiempo, en el que desperdició clarísimas oportunidades. En el segundo bajó algo. Ayala faltó un penalti en esta segunda mitad.Corta ventaja ha conseguido el Atlético para viajar a Split, aunque si la calidad del Hajduk es tan pobre como la que ha mostrado aquí, tampoco hace falta más. Fue UMA verdadera decepción ver en funcionamiento al campeón yugoslavo, que actuó sin la menor disciplina táctica, y cuyas individualidades más renombradas no mostraron nada especial. Pocos detalles se les vieron a Surjak. Zungul, Jerkovic, Diordjevic, Muziniz, y demás. Pero si fue un chasco ver el pobre rendimiento personal de las individualidades, más aún lo fue comprobar lo mucho que le falta al Hajduk para moverse de una forma lógica como equipo. Todo el partido lo pasaron los jugadores de media para atrás, discutiendo su colocación para los marcajes; los despistes fueron frecuentes, los relevos no existieron, y, en general, el equipo se mostró partido por la línea media. En los contraataques quedaban aislados los delanteros en punta, y tras ellos se abría una zona de más de 20 metros hasta el grupo de medios y defensas que, apelotonados, discutían los fallos de la jugada anterior.

El Atlético pareció en principio encaminado a aprovechar las facilidades que, se le presentaban. De Alberto no se ocupó nadie, y este hombre fue el punto de partida de los ataques locales durante todo el primer tiempo. Alberto anda ya algo justo de fuerzas, pero si juega sin marcador sabe aprovechar muy bien la circunstancia, y el Atlético pudo beneficiarse mucho de ello. Llegó al área con facilidad y con el balón bien jugado, pero en el remate fue Un completo desastre. Rubén Cano, Leal, Leivinha y Heredia fallaron goles claros, de esos que pocas veces se escapan. Para más desgracia, un buen cabezazo de Rubén Cano se fue al palo.

A los cuatro minutos de la segunda mitad llegó el único gol del partido, a través de una buena jugada de Leivinha que terminó en balón rebotado a los pies de Rubén Cano, autor cómodo del tanto. Con el gol no cambiaron las cosas. El Hajduk siguió con su desorden, muy cerrado atrás y sin el menor peligro en los contraataques por la falta de esquema, y el Atlético continuó en dominador y a la busca de aprovechar alguna nueva ocasión. Un penalti de que fue objeto Leivinha lo echó fuera Ayala, y ahí pareció desanimarse el equipo. El problema del lanzador de penalties lo arrastra el Atlético desde que se retiró Luis. En la Liga pasada fallaron penalties varios jugadores rojiblancos, entre ellos Ayala. Ahora, se ve que Luis sigue sin dar con el lanzador apropiado. Un mal que hay que remediar, porque no anda el Atlético como para ir regalando goles. De momento, el penalti le resta la posibilidad de marchar a Yugoslavia con ventaja doble.

Poco a poco, acaso por el desánimo del penalti fallado, o por cansancio en algunos hombres (sobre todo Alberto y Leivinha, los dos que mejor habían jugado), el Atlético se vino un poco abajo. Entre eso y que a partir de la media hora del segundo tiempo el Hajduk comenzó a ligar alguna jugada, la cosa llegó a ponerse muy inquietante. Pero fue una falsa alarma. Todo el peligro del Hajduk se redujo a un disparo fuerte que pegó en Capón y se fue a córner, y los yugoslavos volvieron a olvidarse, por suerte para el Atlético, de lo que es el fútbol, con lo que el partido terminó con ese raquítico marcador. Ya veremos si vale para seguir adelante.

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